El teatro de Jordi Sánchez siempre ha sido un teatro popular, donde no falta un trasfondo dramático o una cierta reflexión sobre temas que en otras manos habrían derivado hacia el drama. Desde Mareig o Fum, fum, fum hasta El eunuco, Sánchez ha navegado por un teatro aparentemente costumbrista pero con un aire rompedor y una vena humorística muy clara. Pertenece a una generación de autores (Sergi Pompermayer, Pep Anton Gómez o David Plana) que apostaron fuerte por un nuevo estilo de comedia y que nunca hicieron ascos a la televisión, donde desarrollaron varias sitcoms. El caso de la famosa Plats bruts superó todas las expectativas y marcó, quizás con creces, un estilo paródico que poco a poco se fue […]
Carles Armengol Gili
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