Hay varias obras de Shakespeare que introducen elementos fantásticos (Macbeth y las brujas, Hamlet y el fantasma) pero hay dos que convierten los monstruos, las hadas y los espíritus en personajes claves de la trama. Una es El sueño de una noche de verano y la otra La tempestad. En esta última, precisamente, fantasía y realidad se unen y se mezclan de forma casi orgánica, consiguiendo que sea el personaje principal (Próspero, duque de Milán) el que controle las fuerzas y se haga con el poder terrenal y casi divino. Un poco como si fuera el autor de la obra, y consecuentemente del destino de todos los personajes. No recuerdo haber visto demasiadas versiones de La tempestad en los teatros […]