Cuando Mark Rydell decidió adaptar On golden pond al cine en 1981 sólo hacía tres años que la obra se había estrenado en Broadway, pero su tono y la manera de tratar el tema de la vejez se enmarcaban dentro de la tradición más rancia del teatro anglosajón: diálogos irónicos, humor mezclado con momentos dramáticos y una gran dosis de cursilería y sentimientos pasados de azúcar. La película evidenció también todos estos defectos, que para otros pueden resultar virtudes, pero un casting de infarto -se reunían por primera vez en pantalla Henry Fonda y Katherine Hepburn- consiguió convertirla en un éxito y le proporcionar diez nominaciones al Oscar. Un auténtico disparate. De todas formas, hay que tener en cuenta que […]
Carles Armengol Gili
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