Una comedia que no lo es

No feu bromes amb l'amor

No feu bromes amb l’amor
22/02/2015

Empieza la obra y todo nos coloca en el ambiente de una comedia, pero algunos elementos -una música intrigante, una escenografía siempre inestable o algunos efectos misteriosos- nos ponen en tono de alerta. No estamos en una comedia banal ni en una pieza italiana, sinó en  un texto capital del romanticismo francés. Esto ya nos puede hacer pensar que no todo será coser y cantar, y aquí es donde la dirección de Natalia Menéndez se vuelve interesante y afilada. Y es que Musset -del que aquí conocemos Lorenzaccio y poco más- es un autor de sutilezas y personajes delicados, un autor que se inspira en Marivaux y Beaumarchais pero sumándole una malicia y una naturalidad que lo hacen más contemporáneo.

El montaje que podemos ver ahora en el TNC encuentra el punto de partida en una propuesta escénica original y alentadora, con mucho movimiento y con acróbatas que hacen de aldeanos o de setos… según convenga. Es cierto que a veces la coreografía puede resultar gratuita, pero también tenemos que reconocer que da escenas bastante interesantes. En cuanto a los actores, es verdad que no hay un nivel del todo homogéneo, pero no me queda más remedio que resaltar las excelencias de una Anna Moliner, que una vez más nos seduce con sus dotes de comedianta, y de un Carles Martínez que desprende una ternura muy singular como padre de Perdican, el protagonista. Recomendable especialmente para los que quieran ver todo lo que da de si una comedia casi olvidada -al menos entre nosotros- del siglo XIX.

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