El año 2011 pude presenciar en el mismo Teatre Lliure otro espectáculo de Van Laecke, Platel y Prengels, Gardenia. A pesar de que aquel montaje iba sobre el transformismo, la tolerancia y la aceptación de una sexualidad diferente más allá de los sesenta años, las intenciones artísticas son muy similares. Tanto un espectáculo como el otro juegan con la extrañeza de los espectadores, hasta hacerlos cómplices de unas historias que requieren esfuerzo y comprensión. Más que historias son imágenes, sensaciones. Imágenes bellísimas que acompañadas de la música adquieren una épica y un simbolismo a prueba de bombas. De todas formas, este En avant, marche! tiene algunos problemas de base que para mí no lo hacen del todo redondo. Según el […]
Carles Armengol Gili
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