Después de Operetta, aquel invento que consistía en reunir un coro y dotarlo de un argumento humorístico a base de esquetches, llega este Allegro, que como su nombre indica es un espectáculo fresco, efervescente, alegre… En definitiva, una repetición de la fórmula que busca igualar o superar el éxito de la anterior producción, ahora dirigida por Paco Mir. Un poco de aire fresco en este difícil comienzo de temporada, a pesar de que quizás es un aire que puede pasar sin dejar poso ni ningún gran recuerdo. El humor blanco e inofensivo que se ha dado a todo el conjunto quiere contentar a demasiado públicos, y al final acaba resultando inocuo. Algunos gags, además, parecen rescatados del viejo baúl del […]
Carles Armengol Gili
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