Buen ejemplo de teatro testimonial

Kilòmetres

Kilòmetres
01/10/2016

Cuando empieza el monólogo intuimos que irá sobre las vivencias de alguna familia a lo largo de un buen montón de años, pero no es hasta algo más adelante que descubrimos que es la familia de la propia actriz. A partir de aquí todo adquiere otra dimensión, puesto que entonces sabemos que estamos sin ningún tipo de duda ante un bello ejemplo de teatro-testimonio. Tengo que admitir que siempre me ha interesado este subgénero, a pesar de que también reconozco que tiene el peligro de enrocarse en sí mismo y acabar interesando sólo a sus protagonistas. Al principio de Kilòmetres, el alud de cifras y la aparición de personajes -muchos personajes- nos hace pensar que nos enfrentamos a la escenificación de un árbol genealógico o a un simple paseo por los álbumes de fotos de los Yanes-Alemany o los Font-Valls. Es algo más tarde cuando empezamos a ver que la emoción, la ternura y la generosidad de Meritxell Yanes llenan todos los periodos entre una fecha y otra, entre un personaje y todos sus descendientes… Ella es el compendio y la consecuencia de todos ellos, y es por aquí por donde nos gana y nos convence, aparte de ser una gran actriz y tener una naturalidad y una empatía que conectan enseguida con el espectador. Por otro lado, la dramaturgia de Marilia Samper quizás podría haber sido un poco más ligera y centrarse en las emociones y no tanto en los hechos. Sabemos, sin embargo, que no era una tarea fácil, y aún así el resultado del espectáculo -sobre todo en su tramo final- es un digno ejemplo del género en el que se inscribe.

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