Esta reposición de Maria Estuardo parece haber sido más oportuna de lo que los mismos programadores imaginaban. Cuando en escena oímos hablar de las responsabilidades del Estado y del poder judicial no podemos desconectar del todo de la realidad… Hay un eco lejano que acompaña durante todo el rato a las dos reinas protagonistas, y cuando al final -en los aplausos- las dos actrices que las interpretan dejan dos grandes lazos amarillos encima de unas sillas, todo parece encajar de alguna manera. De hecho, Schiller aprovechó el texto para reflexionar sobre la política, la justicia, la religión y otros elementos que asolaban la Europa de su momento, trasladando los principios del romanticismo a un argumento histórico que le importaba relativamente. […]
Carles Armengol Gili
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