No hay ninguna duda, a estas alturas, que el envío de la Quinta del Biberón a la Batalla del Ebro fue un acto temerario, cruel e, incluso para algunos, ilegal. In memoriam intenta ser un recopilatorio de testigos, fruto de investigaciones propias y ajenas, que realmente pone énfasis en las penurias sufridas y en la injusticia cometida en aquel periodo de la guerra civil. Una injusticia que se llevó por delante a casi una generación de jóvenes. La obra quiere ser un homenaje, un réquiem y también un reconocimiento… que quizás llega tarde, pero que tenía que llegar tarde o temprano.
El gran triunfo de Lluís Pasqual es haber revivido el periodo, haber plantado encima del escenario una verdad que hay que recordar. Es cierto que es una verdad de 80 minutos y que seguramente no recoge toda la complejidad política y social de la época, pero al menos hace un esfuerzo para buscar luces y sombras en todo lo que tiene tiempo de retratar. Y lo hace con unos actores jóvenes y prometedores, lo hace con una puesta en escena elegante y, sobre todo, con una vocación de teatro documental… que a veces se le escapa un poco de las manos. Y es que cuesta mucho unir un material tan copioso y diverso, y conseguir unos personajes coherentes y de una sola pieza. Aún así, el espectáculo emociona -a veces con testigos brutales y a veces con trucos efectistas-, convence e incluso sirve para divulgar unos hechos que hay que tener muy en cuenta, sobre todo porque nunca se puedan volver a repetir.