Hemos visto muchas peleas matrimoniales en un escenario, muchas disecciones del mundo de la pareja, pero quizás la particularidad de esta obra de Lee Blessing es que intenta hablar de un conflicto aparentemente inexistente. La vida del matrimonio protagonista -como la de tantos otros- ha transcurrido sin cuestionarse nada, pensando que todo era cómo tenía que ser y desoyendo los deseos internos de cada uno de los cónyuges. Esta premisa, que funciona bastante bien hasta que desemboca en una auténtica batalla campal, parece que tendría que haber aguantado la pieza por sí sola… pero creo que la dirección ha optado por un tono equivocado que ha estropeado el conjunto. El ritmo acaba siendo demasiado pesado y las réplicas a veces no son bastante precisas. Se han desaprovechado las partes cómicas, que están, y se ha querido optar por un realismo que la obra decide dejar aparcado a partir de un cierto momento. Si no fuera así, no se entendería la parte final, que roza la incorrección y que incomoda a muchos espectadores. Un final que, con el tono equivocado, aún puede resultar más y más desconcertante.
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