El Petit Príncep: El Musical

La adaptación que Àngel Llàcer y Manu Guix han hecho del famosísimo cuento existencialista El Principito (Antoine de Saint-Exupéry, 1943) ha ganado a pulso el éxito y el amor de miles de espectadores desde que se estrenó el año 2014. La proeza del texto es que hace de la complejidad de la vida un viaje poético, divertido y muy emocionante. El tándem Llàcer-Guix entiende a la perfección el alma del bestseller y plasma en el escenario los pasajes más significantes con respeto hacia el original, y el sello personal que los hace uno de los activos creativos más interesantes de casa nuestra.

Narran la historia sin edulcorantes, accesible para pequeños, pero con un lenguaje y contenido profundo y simbólico que, como en el libro original, se presta a la relectura en diferentes etapas de la vida. Te hacen partícipe de la aventura gracias a una puesta en escena inmersiva basada en proyecciones, las divertidas caracterizaciones y una música que enamora. La partitura de Manu Guix, con letras de Marc Artigau y el mismo Llàcer, es excelente, emocionante y absolutamente adictiva: no os podréis sacar de la cabeza las melodías en muchos días. Dicen que los buenos viajes los disfrutas igual tanto preparándolos, como haciéndolos, y sobre todo, recordándolos. Y el recuerdo que deja este Principito es de lo mejor de la experiencia… Cada vez que escuches el disco, descubrirás más capas de esta historia sencilla, pero con la compleja misión de recordarnos que debemos aprender a amar y ser felices.

Parte importante de la magia del montaje radica en el fantástico trabajo de Julia Bonjoch, que encarna al Principito con la verdad y ternura esencial para que el artificio del teatro reste invisible a los ojos.

Després de fer gira per diverses poblacions de Catalunya, El Petit Príncep torna aquestes festes de Nadal al Barts.

Aquest espectacle ja l’han vist més de 130.000 persones, és el tercer Nadal que passa per Barcelona. Ha estat guanyador de tres premis Butaca en la seva 21 edició: millor espectacle familiar, millor actriu de musical (Elena Gadel) i millor actor de musical (Guillem Martí).

Tot i que es presenta com un espectacle per a públic familiar, penso que tot amant del teatre musical no s’hauria de perdre. Nosaltres, com ja tenim els fills grans, hi vàrem anar sols, i creieu-me si us dic que vam gaudir moltíssim.

Es tracta d’un espectacle d’aquells que en diem rodó. Les veus, la posada en escena, la il·luminació, el vestuari, la música, són absolutament espectaculars!!!

El petit príncep és una de les narracions més difoses arreu del món. Ha estat adaptada al cinema, teatre, òpera,...i ara la podeu veure en forma de musical. Aquest conte escrit per Antoine de Saint-Exupéry, el va escriure després d’haver patit un accident d’aviació al Sàhara al 1935. Tot el text en sí és molt metafòric i ple de poesia.

El petit príncep que podeu veure al Barts, és un musical produït i dirigit per Àngel Llàcer, al que també el podreu veure fent el paper de l’aviador, co-protagonista de l’obra, i el narrador que va guiant al públic per la història.

Les 16 cançons que podreu escoltar són escrites pel dramaturg Marc Artigau, i per Manu Guix, que s’ha encarregat de les composicions, i direcció musical. El sistema de so permet que la música tingui una presència excepcional a l’espectacle, aconseguint fer-nos sentir l’alegria, la curiositat, la decepció de príncep en tot moment.

Cal destacar les veus de les dues actrius femenines del repartiment d’enguany, la Diana Roig (la Rosa) i la Júlia Bonjoch (el petit princep). Pell de gallina!!

El vestuari, màscares i caracterització, responsabilitat d’Amadeu Ferré són magnífics!!

L’escenografia és visualment espectacular, no li falta detall (animacions, projeccions, mappings...)

Aquest conte és una reflexió sobre l’amistat, l’amor, la responsabilitat, la insatisfacció, el desig de protecció, la importància de tenir temps per divertir-se, apendre a no jutjar a les persones per la seva aparença física, a no cometre els mateixos errors un i un altre cop, i fer-nos entendre el veritable sentit de la vida. Ens fa veure que mai hem de deixar d’aprendre, que no hem de tenir por a ser curiosos, i sobretot no perdre , ni oblidar aquella part de nen que tots portem dins.

No us el perdeu!

Resulta demasiado habitual, desgraciadamente, que la cartelera nos ofrezca espectáculos infantiles donde se menosprecia, en cierto modo, la inteligencia de los más pequeños, rebajando al máximo la complejidad de sus historias o de sus protagonistas. En este sentido, es muy gratificante comprobar que existan excepciones tan elaboradas y visualmente minuciosas como El petit príncip: el musical. El espectáculo, dirigido con acierto y buen gusto por el polifacético Àngel Llàcer, potencia las virtudes del material original, demostrando que el secreto de una buena obra para niños tiene más que ver con el poder de la imaginación, el espíritu de aventuras, la magia y la emotividad que con esforzarse para que lo entienda todo el mundo. Las canciones que el músico Manu Guix ha compuesto para la ocasión son, de lejos, lo mejor de la propuesta. Divertidas, ingeniosas y conmovedoras, en general, hay que destacar, entre todas, la dedicada a La Rosa, interpretada por una fantástica Elena Gadel. Sin embargo, la dramaturgia que enlaza los episodios sólo es correcta, avanzando a caballo entre los temas musicales. Se echa de menos una narración más teatral, es decir, menos fragmentada, menos literaria o cinematográfica. Pero, dejando a parte esta consideración, se trata de un buen montaje a la altura de las expectativas que complacerá tanto a los niños como al espíritu nostálgico de sus padres.

Hace años leí el cuento de Antoine de Saint-Exupéry. Había oído mucho hablar de él y, aunque yo ya era mayorcito, tengo que decir que disfruté como un niño y al mismo tiempo me pareció una auténtica lección de vida y de filosofía, es decir, una joya en mayúsculas. Sin duda, me fascinaron las historias que vivía el principito, los dibujos que las acompañaban interactuando con ella y, sobre todo, el potente contenido que se escondía detrás. Por este motivo, cada vez que se hace alguna adaptación al teatro, siento unas ganas enormes de ir y, a la vez, un miedo inmenso que no esté a la altura del cuento. En este sentido, hay que decir que no es un libro fácil de adaptar a la escena, aunque, al mismo tiempo, es muy sugerente y abre las puertas a la creatividad del artista que desarrolla el proyecto. Así, a principios de este año, nos llegó El principito del Teatro de la Abadía, que lamentablemente me decepcionó bastante, aunque aplaudí su ingenio al presentarnos la historia desde un pequeño príncipe de la tercera edad. De hecho, tengo que decir que cuando oí hablar de esta versión musical de El principito me dio mucho miedo, pero leer que detrás estaba el talento de Ángel Llàcer, Manu Guix y La Perla 29 me hizo concederle un voto de confianza y preferí esperar a ver el resultado antes de extraer ninguna conclusión. Pues bien, una vez vista sólo puedo decir cosas buenas de este musical, pero quizá la mejor piropo que le puedo tirar es que el espectáculo está totalmente a la altura del cuento original.

Podemos decir sin temor que este musical está plagado de aciertos y, quizás, uno de los más importantes es conseguir llevar el teatro infantil también a los adultos, a los que les hace disfrutar tanto o más que a los niños. Además, este cuenta con un talentoso equipo de actores y una dinámica dirección de Àngel Llàcer, consigue recrear a la perfección el mundo del libro en clave moderna. Así, el espectáculo utiliza las diferentes tecnologías para proporcionar una experiencia más gratificante al espectador, pero siempre desde el respeto absoluto a la historia y a favor de ésta. Por otra parte, las diferentes ilustraciones que acompañan al cuento cobran vida en el escenario, apareciendo en aspectos tan significativos que van desde el acertado diseño de vestuario hasta las diversas animaciones, como puede ser la de la famosa serpiente de la historia. Además, la obra cuenta con unas proyecciones brillantemente diseñadas, las que configuran una escenografía versátil que resulta ser moderna, atractiva y funcional. Obviamente, también las composiciones musicales de Manu Guix son uno de los ingredientes clave de la obra, las cuales resultan ser muy variadas entre sí y en las que podemos encontrar piezas realmente maravillosas. Por último, cabe destacar el tramo final de la obra, el cual por no desvelar la sorpresa no contaré, pero no me quería estar de decirlo, ya que aquí Llàcer nuevamente se luce.

Estoy convencido de que este es sólo el principio de un largo camino a recorrer por parte de este musical, ya que tiene los ingredientes necesarios para llegar a triunfar como franquicia muy lejos, incluso fuera de nuestras fronteras. Digo como franquicia por qué sería una lástima que le cambiaran nada. Así pues, mucha mierda y salud para este Principito!

La adaptación de la fábula de Saint-Exupéry es uno de los regalos más inesperados de la cartelera teatral. El espectáculo que presentan Àngel Llàcer, Manu Guix y La Perla 29 capta la esencia y todas las capas del “falso” cuento infantil.

Pero, no sólo es brillante la dramaturgia que ha hecho Marc Artigau. La música compuesta por Manu Guix para el espectáculo es una joya que, cuidado, engancha. Canciones como “El Fanaler” o “Vull ser el teu amic”, te harán sonreír y que los pies se muevan solos siguiendo el ritmo. También, hay que destacar, el tema “Rosa”. Es una canción tan delicada, y a la vez, tan sensual, que sólo faltaba que lo interpretara Elena Gadel para llenarlo todavía más de magia.

La elección de Principito es todo un acierto. Hace una interpretación que transmite tanta franqueza y humanidad que emociona. Secundado por los grandes Xavi Duch y Marc Pociello, y la ya mencionada Elena Gadel.

Sí, es una obra familiar, pero hago esta la recomendación para los adultos, para que se saquen los prejuicios del teatro familiar de encima y vayan a disfrutar de esta maravilla. Es el mejor regalo que le puedes hacer al Principito que tienes dentro de ti.

Lo esencial es invisible a los ojos. Este es el mantra en el que, demasiado a menudo, ha quedado reducido El Principito. Y es que paradójicamente, cada vez que esta letanía se repite en merchandising y en bocas de telepredicadores, más se crea el mundo de avaricia y opulencia contra el que Antoine Saint Exupery luchaba. Por suerte, la propuesta de El petit príncep de Manu Guix y Àngel Llàcer vuelve para dar vida y sentido a este mensaje y no para exprimirlo para provecho propio. La obra es una propuesta honesta y sencilla, relativamente fidedigna a la original, y adaptaba en formato musical no para hacer gala de capacidad creativa, sino para servir el texto y aproximarlo al público infantil. Infantil, entendámonos, en un sentido amplio: infantil de niños e infantil de inmadurez. Ya lo sabemos todos: la obra nos recuerda amablemente los pedazos de egocentrismo -en todas sus variantes- que conviven en nuestro cuerpo de adulto. El petit príncep es un viaje por el universo y, como todos los viajes, transcurre también en nuestro interior, nos transforma y nos domestica. Dejémonos, pues, domesticar por este niño preguntón, su rosa punzante…¡y por todas sus canciones!

Exemple de que de vegades gran pressupost,bon gust i qualitat es poden trobar, i d'aquesta unió sorgeixen caramelets com aquest! Sí, és musical per a nens. I que feia jo allà? gaudir com una enana des del minut 1! No us deixeu guiar per prejudicis amb el que fa el director a la tele o pel fet de ser un espectacle familiar, millor passar per sobre d'això i viatjar a un altre planeta durant una estoneta. Bé, a diversos planetes, tots situats en aquest univers tan màgic que es crea ja per tercer any a la sala Barts. Destaque que com a persona no massa fan dels musicals, no se m'ha fet gens pesada, trobe molt adequat el número de cançons i la seua durada. Hi ha molts estils diferents i crec que la tria ha sigut super encertada en relació a cada planeta i personatge al que corresponia. Ritme que no decau, canvis d'escena nets i ràpids, coreografia, figures i moviments impecables. Menció especial també a la part audio-visual, sense la que no hauria sigut el mateix.

Nunca he sido muy amigo del personaje ni del «postureo» de parte de sus seguidores, la verdad. Debo decir, sin embargo, que con esta propuesta hemos hecho las paces y voy repitiendo. Enhorabuena, pues, a Ángel Llàcer, Manu Guix y La Perla 29.

La obra es la sucesión de mundos y enseñanzas del principito mientras busca cómo volver a casa. Como en el libro, no lo dan todo masticado y por eso me sigue sorprendiendo cómo atrapa a los niños, pero lo hace; está claro que ellos ven más que «los mayores» y están más abiertos a la magia.

La sorpresa para mí fue el Principito. Antes de ir no entendía que con la de centros de formación que hay en Barcelona no lo protagonizara un niño pero una vez allí lo vi claro: han encontrado un príncipito magnífico, Júlia Bonjoch (Ningú va dir que fos fàcil) que te conquista y al que quieres acompañar en todo momento en su camino de descubrimiento. No ves a alguien haciendo de niño sino que su interpretación transmite perfectamente la ternura e inocencia que hemos perdido, el estar desubicado, alimentarse de sueños y deseos, la curiosidad, el aprendizaje … y además, canta y baila de maravilla. Acompañado, entre otros, por Diana Roig (una Rosa por quien te dejarías pinchar), Xavi Duch, como siempre, espléndido, divertido y no lo tiene fácil (parece imposible no equivocarse en la escena de los números), Jordi Coll con su carisma innegable o Ángel Llàcer, en otras temporadas, rehuyendo el protagonismo …

La puesta en escena se basa mucho en proyecciones que remiten al conocido universo visual del libro y que aportan profundidad sin distraer de lo esencial (que es invisible a los ojos). La música no es sensiblera ni fácil y sólo un episodio (deberé releer el libro) me sorprendió: el mensaje que tenemos que domesticar aquellos que se convertirán en nuestros amigos.

Por poner una pega, además de la visibilidad de la sala en Platea, la batalla de la música grabada, ya perdida con el teatro familiar y que está contagiando al adulto.

En RESUMEN: Incluso los que no somos fans del personaje encontramos una propuesta hecha, diría, con mucho amor, con calidad, sencilla en el mejor de los sentidos, y que, admitámoslo, te hace recordar ciertas cosas que por obvias, hemos olvidado, con un gran reparto.

Un espectacle basat en el comte de Saint-Exupéry, un text metafòric i molt complex que ha estat respectat al màxim. Sentiments com l'amor i l'amistat potenciats per aquest petit príncep que no vol perdre mai la sinceritat dels nens.

El director Àngel Llàcer ha aconseguit realitzar una posada en escena atractiva per tot tipus de públic. Ell mateix ens diu en el programa de mà, entre altres coses:

El nostre objectiu a l’hora de posar-nos a treballar-hi ha estat dur-lo a escena com mai abans s’havia vist. Com fer-ho? Per començar, respectant la seva essència, el seu cor. El text de Saint-Exupéry té moltes lectures possibles, no és una obra que posa sucre a la vida, sinó que es pot llegir com una narració cruel, que ensenya les misèries de les persones. Per això hem treballat en el disseny de mappings per tal de creuar el desert, trepitjar l’herba, volar per sobre de l’asteroide B 612, visitar el planeta del rei i perdre’ns dins el món del geògraf.

La meva crónica aqui.