Ante todo habría que precisar que Wilde es un autor en mayúsculas -los ingleses lo saben muy bien-, a pesar de que a menudo se confunde su obra con un teatro pasado de moda. Quizás sí que la ambientación de las obras ha jugado a menudo a la contra, pero está claro que sus textos funcionan como un reloj y son comedia en estado puro. Su humor creó escuela, hasta el punto de que su fórmula de réplicas y contrarréplicas constante, así como la habilidad para introducir sentencias fulminantes, ha llegado hasta nuestros días. De hecho, lo vemos a menudo en muchas sitcoms y a otros tipos de comedia. La importancia de ser Frank tiene forma de vodevil, pero esconde […]
Carles Armengol Gili
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