Cuando Josep Maria Pou dirigió su versión de la obra de Williams –concretamente, en 2014- ya comenté que esta era una de las piezas más delicadas y bellas del autor norteamericano. Una pieza que no ha envejecido tanto como otras suyas, y que sobrevive al paso del tiempo por ser un pequeño drama doméstico, cotidiano, con personajes que entendemos y comprendemos desde su primera aparición. Evidentemente, sigue siendo una obra supeditada a un marco temporal, a una época concreta, ya que si no algunas actitudes de los personajes no se podrían entender del mismo modo. Esto puede restar interés a algunos espectadores, pero si te dejas llevar por lo que sienten los personajes todo resulta mucho más fácil. No sé […]