Supongo que por algunos giros del argumento y por la firme voluntad de la protagonista, mientras veía Llegat me venía a la cabeza aquel Testament que Josep Maria Benet i Jornet escribió ya hace más de 25 años. Pero a parte de algunos puntos de contacto, las dos obras no pueden ser más diferentes en las intenciones, en el tono y sobre todo en la forma. Si Testament tenía un lenguaje y una estructura sólidamente teatrales (a pesar de que al final llegara al cine con la versión de Ventura Pons), Llegat tiene un formato puramente cinematográfico. A ratos parece que se ha adaptado al teatro el guion de lo que tenía que ser una película… Quizás me equivoco, pero […]
Carles Armengol Gili
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