A juzgar por la sinopsis, el cartel y cuatro cosas leídas sobre la obra y el autor esperaba un espectáculo que para nada se corresponde con lo que Portaceli nos ofrece en el escenario. Esto, de entrada, desconcierta. El texto, por su parte, transita de la comedia al drama acompañado por unos personajes que expresan su vacío con palabras vacías, grandilocuentes o simplemente banales. La directora, por otra parte, ilustra toda este vacío con un tono que caricaturiza los personajes y que aleja al espectador de los verdaderos dramas que nos quiere mostrar. Mucha música, mucho movimiento, mucha colorido y sólo tres o cuatro momentos que realmente importan o emocionan. El reparto es extenso y está formado por grandes actores […]
Carles Armengol Gili
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