Esta obra nos habla de las miserias de la sociedad, y sobre todo de lo que puede llevar a una persona a querer dejar este mundo. Lo más acertado del texto es que no nos plantea un caso obvio, ni nos presenta tampoco a una persona desequilibrada, sino a alguien que puede ser cómo cualquiera de los espectadores o espectadoras que se sientan en el patio de butacas. Un personaje que un día lo tiene casi todo, que malvive de la profesión de actor pero que es relativamente feliz en su pisito, junto a la persona que quiere. Perder alguna de estas cosas comporta, en ocasiones, perder alguna más… hasta que al final te puedes encontrar sin nada de la […]
Carles Armengol Gili
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