Ni en broma de Xavi Morató es un Pigmalión moderno, donde se contraponen dos extremos en la manera de ver el mundo: una política interpretada por Nesa Vidaurrázafa, que tiene que seguir las normas de la corrección y la autocensura, y Jordi Díaz que se pone en la piel de un monologuista, que se mueve fuera de los límites de la aceptabilidad social.