Una llum tímida

La cartelera de musicales no destaca por ser, en general, de obras adultas, de peso, y aunque a veces el mensaje sea de calado se endulza con tratamientos ligeros. Lo anterior está muy bien pero se agradece que podamos disfrutar -en el sentido más amplio de la palabra- de propuestas como esta Una luz tímida que llega desde Barcelona y dignifica el género (entiéndaseme bien, que soy musical lover hasta la médula). Un tema duro, potente y no tan lejano que no puede ser olvidado: la dramática y sensible historia de amor de dos mujeres en el franquismo y su lucha, desigual, ante una sociedad que no sólo las silencia sino las aniquila.

Dos profesoras, en la Barcelona de finales de los 50-inicios de los 60, una más atrevida, con ansias de libertad, de hablar porque si no, para qué vivir, y otra más adaptada a la sociedad, descubren poco a poco, con ternura, dudas y humor, su amor. Sin morbos, sin estridencias, una bonita historia de amor…que debe enfrentarse a mucho más que al rechazo general y que genera una espiral de dolor.

África Alonso (Rent) coprotagonista y dramaturga, la más atrevida, nos muestra impecablemente su evolución, su amor lleno de ilusión, su sacrificio posterior, su devastación, sutilmente, con gestos, miradas… Júlia Jové (Fun Home, otro de esos musicales dramáticos multipremiados en el extranjero) debe pasar de la tímida y apocada a un rabioso animal herido de muerte a causa del sistema. Diversos registros en ambas para unas intérpretes extraordinarias que, además, no tan habitual, presentan una dicción impecable.

Esta historia no sería completa sin la música, preciosa a cargo de Laura Masferrer y Andrea Puig en una combinación también original en el género (guitarra y chelo) y acompasada a la evolución dramática, de la dulzura a la ira sin control, la esperanza, la paz momentánea o el dolor más intenso. Letras de esperanza y de desgarro que merecen ser escuchadas e interiorizadas en las voces de África y Júlia que no sorprenden a quienes seguimos sus trayectorias desde hace años, con una complicidad innegable y que nos traspasa en esta historia tan valiente como dolorosa, que nos toca el alma pero que genera ansias de amar.

En resumen: se canta en la obra “em cremen les mans de no tocar-te”, pues a mí me queman los sentidos por no ver más propuestas como esta.

Emocionada y conmovida, así se sale de esta producción. Habiéndose creado una pequeña comunidad entre el público y las intérpretes, entre los sentimientos de cada espectadora y la historia que se muestra encima del escenario. Una sensación que, días después, aún acompaña a cada persona que pudo vivir aquel momento.

Carmen e Isabel son las protagonistas de este relato, pero podrían ser decenas más, porqué esta obra se inspira en una historia real. Nos ubicamos en 1969, en pleno franquismo, cuando dos profesoras de una escuela religiosa se enamoran. No solo viven el secretismo que tiene que envolver su relación para poder continuar viviendo tranquilas, sino que también viven el ser juzgadas por aquellos que lo intuyen o el miedo por una relación que les han dicho siempre que no es “normal” y que no está bien. Pasan los años y vamos viendo como se desarrolla su relación a través de muchos obstáculos, algunos, incluso, irreversibles.

El texto es una maravilla, con una ternura y estimación exquisitas. Àfrica Alonso Bada, la autora, nos transmite todas las emociones de las dos protagonistas, encajando las canciones de manera magistral al relato. La conexión entre el público y lo que pasa en el escenario es instantánea y se va haciendo más íntima a medida que avanza la narración. Canciones delicadas y desgarradoras, compuestas por Alonso y Andrea Puig Doria, van construyendo una historia bonita, pero al mismo tiempo dura y muy injusta. Momentos duros que arrancan lágrimas a la espectadora y otros tiernos que esbozan una sonrisa en la cara de todo el público.

La química entre las dos protagonistas es innegable. Àfrica Alonso (Isabel) y Júlia Jové (Carmen) nos enamoran mientras sus personajes lo hacen también. Y sus voces traspasan la piel hipnotizando en cada nota, transportando cada sentimiento en cada palabra proclamada.

Con una puesta en escena sencilla, cuatro objetos necesarios y música en directo con una guitarra y un violoncelo, se crea el marco perfecto para esta producción.

Público e intérpretes se convierten en un todo que aguanta la respiración y se emociona con cada línea de texto, con cada melodía. Y todo eso da esperanza, porqué en un momento concreto todas nos unimos para afrontar el dolor, pero también la magia del amor en todas sus formas.

Hay historias que hace falta que sean contadas, que merecen su lugar en los escenarios o allá donde haga falta. La historia que explica Una llum tímida salió de una noticia real, de aquellas que las ves en el periódico y se te quedan atrapadas en la memoria. Una historia que ponía sobre la mesa la represión de la homosexualidad –en este caso, femenina- durante la época franquista, así como los crueles tratamientos que se estilaban en la época. Esta segunda parte, precisamente, lleva la obra hacia otra dimensión diferente… un poco desconectada de la primera, pero decisiva para su desenlace.

África Alonso, actriz y autora del texto, apuesta por una narración que va de la cotidianidad al drama. No escatima los momentos que van directos a la boca del estómago, que te golpean de forma descarada y premeditada, pero justo es decir que el público lo recibe con entusiasmo… y más de un pañuelo. De hecho, Una llum tímida lleva más de un año dando vueltas, apareciendo y desapareciendo de la cartelera con cortas estancias, pero con un público fiel y cada vez más numeroso…

En cuanto a la parte musical, es importantísimo remarcar las canciones –Pessigolles, L’ombra, Si tú estàs, Soledad sonora, etc.-, todas de una gran honestidad y una gran calidad. Pero nada sería lo mismo sin la interpretación de Júlia Jové y África Alonso, que las elevan a otro nivel y que las viven de un forma completamente generosa y sin ningún tipo de artificio. Ellas son el alma de un espectáculo de apariencia muy simple, casi minimalista, que quizás luciría más en espacios de pequeño formato.

Sentir-se fora de lloc, sentir vergonya, por, espant, demanar perdó, amagar-se, callar, mantenir-ho en secret, no sortir de casa,... Per què? Per ser diferent? Per estimar diferent?

La història ens parla de Federico García Lorca, Miguel de Molina, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre,... I les dones? On són les dones?!!

El Col·lectiu La Cicatriz, sota la direcció de Marilia Samper, trenca portes i porta als escenaris la història d’amor entre dues dones.

La idea d’aquest musical sorgeix d’un article de premsa en el que es parlava de la relació entre dues dones que es van estimar durant l’època franquista i que va acabar de manera tràgica.

Estigmatitzar a algú per la seva condició sexual era un fet comú en aquella època. Malauradament encara ho és en avui en dia.
Des de quan es pot veure a dues dones agafades de la mà passejant pel carrer, o fer-se un petó?
Encara es pot escoltar pels carrers que l’homosexualitat és una malaltia. Precisament per això es del tot necessari que existeixin plataformes com la del col·lectiu La Cicatriz, per fer visible, sense por, amb llibertat i sense complexes, tantes i tantes històries que han estat silenciades al llarg dels anys.

La Cicatriz ha situat la història a Catalunya tot i que els fets reals van passar a Castella. Catalunya, Castella, País Basc, Astúries, ...a tot arreu hi ha una Isabel  o una Carmen. La Isabel I la Carmen són les veus de totes aquelles dones que van sacrificar la seva vida pel sol fet d’estimar diferent.

Una llum tímida és un musical amb música en directe. Dalt de l’escenari, i durant tota la funció, les dues músiques Andrea Puig Doria (guitarra) i Laura Masferrer (violoncel), sota la direcció musical d'Andrea Puig Doria, toquen aproximadament una vintena de temes.
Temes realment preciosos que aconsegueixen emocionar-nos per la seva melodia, per la sensibilitat en les seves lletres i per les magnífiques veus de les dues actrius, Àfrica Alonso (Isabel) i Júlia Jové (Carmen). Només per escoltar-les cantar ja paga la pena d’anar a veure aquest musical.

"Todas las historias empiezan con una luz tímida", "Pessigolles", "Al oído", " L'ombra",  "Si tu hi ets", "Soledad Sonora" o "Donde tu has Perdido"  són algunes de les cançons que es poden escoltar.

La música i les lletres són una peça clau en aquest espectacle. Elles ens descobreixen quins són els pensaments, sentiments i estat d’ànim de les protagonistes. Impressionant el moment en que s’utilitza la guitarra elèctrica per mostrar-nos el caos que hi ha dins del cap de la Carmen.

Es tracta d'un espectacle bilingüe. S’utilitza el català i el castellà tant en els diàlegs entre elles, com en les lletres de les cançons.

Una llum tímida és un homenatge, una reivindicació, el reconeixement i la memòria històrica a  totes aquelles dones que van estimar fora les regles establertes, aquelles que van ser tractades de prostitutes, de malaltes mentals, aquelles que van lluitar per qui eren i sentien, aquelles que van rebre tractaments mèdics agressius (la gran majoria irreversibles), aquelles que van tenir por de sortir al carrer i aquelles que van decidir no seguir vivint.

Encara hi ha molt de dolor acumulat, per això és molt important que històries com aquestes siguin explicades públicament per tal de conscienciar a tothom que hem de ser respectuoses davant les diferents maneres d’estimar .

Si us plau no us la perdeu!!

“Una llum tímida” ya hace tiempo que está en cartel y girando por distintos teatros. Había oído hablar de ella muy bien y no me la quería perder. Aproveché uno de los cuatro lunes de representación.

El tema es muy potente y toda la juventud que llenaba el teatro Condal hasta la bandera (impresionante) tiene que saber que hace 70 años la homosexualidad era considerada una enfermedad cuando no un delito que debía ser tratado o castigado. Dos mujeres que se amaban en pleno franquismo tenían que esconderse o huir. El movimiento LGTBI empezó en los años 70 en EEUU y a España llegó diez años más tarde. Actualmente la situación está más normalizada pero por este motivo muchas personas han sido desgraciadas o han acabado su vida de manera trágica. Todavía hay muchos países en los que la homosexualidad se condena con penas de prisión o muerte.

Bienvenida sea esta obra de Àfrica Alonso Bada, inspirada en unos hechos reales y absolutamente necesaria desde el punto de vista social, político y para la salud mental de una sociedad. Bienvenida sea también la juventud al teatro.

Lo mejor de la obra es la música en vivo sobre el escenario con un celo (Marta Pons), una guitarra española y una guitarra eléctrica (Cèlia Varón) así como las voces de Júlia Jové (la recuerdo perfectamente en Fun Home) y Àfrica Alonso Bada que son maravillosas y las canciones tiernas y adecuadas a cada momento. La composición musical es de la misma Àfrica Alonso Bada y de Andrea Puig Doria. La pieza tiene algunos altibajos pero por suerte, los momentos bajos son sustituidos por la música que te devuelve a la emoción.

Me ha desconcertado mucho el bilingüismo gratuito, utilizado de forma arbitraria y sin ningún compromiso con el texto. La lengua puede y debe ser también un recurso teatral. En una escuela religiosa en la postguerra, el castellano era obligado y castigado el uso de cualquier otra lengua. Era normal que las dos mujeres se hablaran de usted y en castellano en la escuela pero en los momentos íntimos y todas las canciones deberían haber utilizado el catalán por coherencia teatral.

En cualquier caso es una obra inspirada en hechos reales absolutamente necesaria para la memoria histórica y que ha conseguido llegar a la gente joven y mover seguramente algunas conciencias.