Vaig ser Pròsper o Recordant la Tempesta

Basado en la tormenta de William Shakespeare, nos llega Vaig ser pròsper. Próspero, así percibimos el pasado del protagonista de esta obra coral. Quizá porque cuando llega la senectud, la memoria es la única reliquia que queda de la riqueza de antaño.

Aunque los hechos -todos lo sabemos- no son nunca como recordamos, sino como creemos recordar. Y en esta obra, no se nos evocan con la narrativa intelectual -ordenando, clasificando y exponiendo de forma lineal- sinó a través de aquellas sensaciones que gallitan el pasado. Y así, partiendo de una danza hipnótica que nos muestra la decrepitud de un anciano, un gesto cariñoso nos transporta al día de una boda y el resonar de canciones infantiles, a la niñez de la hija ya convertida en mujer.

Vaig ser pròsper es una obra sin palabras, pero no muda. A través de la dirección de Marc Chornet  exquisitamente cuidada (un mocho empapado que se alza a la altura exacta; el andar senil torpe pero preciso; una tormenta sincronizada con en el auge de la decadencia; la luz que se apaga al unísono que la vida) se logra crear la más expresiva y onírica de las atmósferas.

Vaig ser pròsper es una delicia sensorial que da peso, dignidad y memoria a los ancianos que tan rápidamente amortizamos. Por si no ha quedado claro: una pequeña joya, vamos.

Aquesta obra serveix com a punt de partida a Projecte Ingenu per fer una exploració de la naturalesa de la senectut humana. Com ens van comentar a la roda de premsa, després de “HAMLET” i “ROMEU i JULIETA”, la companyia tanca, amb aquesta proposta, una trilogia shakespeariana endinsant-se de ple en un teatre físic, poètic, a voltes abstracte, a voltes terrenal.

Una proposta on la coralitat, la cançó, l’escenografia mutant i la vivència ritual conjunta amb l’espectador formen part del llenguatge escènic. Una posada en escena propera al teatre-dansa.

En aquesta proposta dirigida i adaptada per Marc Chornet el vell Pròsper, interpretat pel ballarí i coreògraf Víctor Rodrigo, viu en solitud, anys després d’haver retornat a Milà, intentant recordar allò que un dia fou la seva vida. Una mirada subjectiva cap a la pròpia identitat i el seu passat en el moment vital en què els records comencen a ser incoherents i la persona s’adona que comença a perdre les seves capacitats.

L'obra busca esbrinar la forma que tenen els records mitjançant els somnis, que poden tenir textura, olor, sensacions .... amb una nova forma de fer teatre, la companyia arrisca amb un Shakespeare sense paraules i una posada en escena absolutament fascinant.

Presentat a dues bandes (nosaltres hem estat a la grada B) mostra una escenografia que permet visualitzar el pis on viu Pròsper amb les diferents habitacions. L'encertadíssim disseny d'espai i il·luminació és obra de Laura Clos.

La música original i els arranjaments són obra de Neus Pàmies que ens ha meravellat pel seu treball actoral i la seva extraordinària veu. En general, tota la música és excel·lent i les interpretacions corals d'una gran qualitat i bellesa.

El moviment coreogràfic de la mà de Víctor  Rodrigo és absolutament hipnòtic des de la primera escena, una coreografia on tot està pensat al mil·límetre.

VAIG SER PRÒSPER o RECORDANT LA TEMPESTA, és poesia feta teatre, que ens ha captivat per la seva magnífica posada en escena i per les excel·lents interpretacions de Toni Guillemat, Cristina López, Neus Pàmies, Víctor Rodrigo, Martí Salvat, Roser Tàpias i Xavier Torra.

Una proposta que ens ha fascinat i que recomanem sense dubtar-ho.

Per veure la nostra ressenya original, només cal clicar en aquest ENLLAÇ

Si heu d’anar a veure “Vaig ser pròsper o recordant la tempesta” creient que veureu una adaptació o revisió del text de “La Tempesta “ de Shakespeare ( tot i que hi ha algunes referències de l’obra) ,esteu molt equivocats i possiblement en sortiu del tot decebuts;  però si aneu sense cap idea preconcebuda sobre el que veureu, estareu davant d’una proposta realment extraordinària, en la que ressalten tots els aspectes d’una obra per qualificar-la d’imprescindible, com la interpretació, el moviment, la llum, l’escenografia, les veus i la dansa.

“Vaig ser pròsper...”  és una barreja de teatre físic, poètic, abstracte, oníric i màgic que ens fa viatjar del present al passat mitjançant els records de la memòria d’un home vell i solitari que va ser pròsper en el seu passat.

Cal ressaltar la magnífica feina que fan tots els actors tan a nivell de moviment com de veu; i per descomptat la més sincera felicitació per l’acurada direcció de Marc Chornet  per aconseguir que tot plegat rutlli com un rellotge suís.

He trobat molt interessant i original que s’hagi triat el moviment en substitució de la paraula, però en contra no he trobat gens encertada la posada en escena, ja que els espectadors, depenent de la grada on estaven situats podien gaudir més o menys de les interpretacions.

Malgrat que no és un espectacle fàcil d’entendre de bon començament, el resultat final és del tot revelador.

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La Tempestad es uno de los textos más fascinantes del dramaturgo inglés. Ha sido siempre una obra inclasificable, en la que la magia y la fantasía hacen acto de presencia y dotan al conjunto de un aire casi mitológico. Es un texto con grandes parlamentos y maravillosos personajes (Próspero, Ariel, Miranda, Calibán…), que costará encontrar en esta particular versión de la compañía Projecte Ingenu. De hecho, esta nueva creación toma la obra de Shakespeare sólo como pretexto para poner imágenes al pasado y a la memoria perdida del viejo Próspero. Pero, de hecho, podría ser el Duque de Milán o cualquier otro personaje que, llegado a la vejez, se da cuenta de las capacidades que va perdiendo y se aferra a los recuerdos como único salvavidas.

El proyecto que ha dirigido Marc Chornet se basa en el teatro físico y prácticamente no utiliza la palabra, pero sí la música, las canciones e incluso la danza. Lo más fascinante de todo es el magnífico trabajo de puesta en escena, gracias a la perfecta unión de escenografía, iluminación y movimiento escénico. Todo ello consigue una estética fascinante que nos adentra en el mundo onírico desde el primer minuto -la escena de inicio con las velas consigue un efecto brillante- y que va acompañándonos hasta un final donde prácticamente todo desaparece ante nuestros ojos. Todo, menos el viejo Próspero dentro de su bañera, como un náufrago que se ha salvado del naufragio… El naufragio, evidentemente, de su larga y devastada existencia.

Después de unos años y varios montajes, Projecte Ingenu ha demostrado que es mucho más que una compañía de teatro. Su filosofía de trabajo está más vinculada con el laboratorio de creación, la experimentación actoral y la investigación teatral sobre textos clásicos que no a la producción de espectáculos de forma convencional. Esto les ha llevado a estrenar propuestas ciertamente interesantes como su versión de Romeo y Julieta o un Hamlet en colaboración con Atrium Producciones que, a pesar de su calidad, tenían tics de taller de escuela de interpretación. Si con Yerma dieron un paso adelante a la hora de profesionalizar su personalidad escénica, ya podemos decir abiertamente que, con Vaig ser Pròsper, han encontrado la fórmula donde su universo artístico luce de la manera más efectiva.

Bajo la dirección, como es habitual, de Marc Chornet, el grupo hace una apuesta arriesgada y original desnudando de palabras el texto de Shakespeare para construir con su esencia una preciosa a alegoría sobre los recuerdos y la pérdida de la memoria. La pieza es una sofisticada deconstrucció de La tormenta donde, finalmente, los puntos fuertes de todo el equipo (las coreografías gestuales, las canciones y la expresión corporal) toman el protagonismo que se merecen. Minimalista, delicada y encantadora, la obra es mucho más poética que narrativa y esto comporta que, en el transcurso de su secuencia de escenas, algunos momentos capten mejor la atención que otros. También puede resultar confusa para muchos espectadores o, incluso, algo reiterativa. Pero el caso es que la técnica de sus intérpretes es impecable, así como el buen gusto por los detalles y su magnífico diseño sonoro. Todo esto genera un magnetismo por el que es fácil dejarse traer y que, finalmente, acaba ganando la partida gracias a su atmósfera.

Vaig ser Pròsper comete el atrevimiento de usar Shakespeare como pretexto para explicarnos algo distinto, destilando su espíritu en una nueva y sugerente maquinaria visual. El valor de esta sugerente iniciativa esperamos que marque un antes y un después en la trayectoria de esta cada vez más prometedora compañía.

Lo reconozco, no soy un gran entendido de Shakespeare ni conozco toda su obra al detalle pero siempre que he visto algún texto a la cartelera voy …. y siempre lo disfruto. En este caso cometí un pequeño error y es que iba a ver la obra sin más conocimiento que éste: es una adaptación de un texto de este autor británico, ‘La tormenta’, y está interpretado por una compañía que me tiene enamorado, els Projecte Ingenu ( ‘Hamlet’ en la Sala Atrium y Yerma en el Teatre Akademia).

Lo cierto es que la primera recomendación que os hago como espectador es que si no conoceis la historia, al menos, mejor leer el argumento de la historia. Yo no lo hice y, aunque no me arrepiento, sí tuve algunas dificultades para desentrañar el hilo argumental. Me impactó que fuera una obra sin diálogos formales pero esto no fue un impedimento para poder disfrutar del gran trabajo que ha hecho la compañía dirigida por Marc Chornet: una brillante metáfora sobre la pérdida de la memoria y los recuerdos. Estamos ante una apuesta arriesgada y un gran reto: desnudar las palabras de Shakespeare y llévalas a la mínima expresión. I la experiencia será buena si sigues mi segunda recomendación: dejar-se llevar i disfrutar de ver todo el trabajo coreográfico que hacen los actores, todos ellos perfectamente coordinados sincronizados en un movimiento hipnótico que te transportará por las escenas, disfrutar del gran trabajo de contención dramaturgia y verbal, de la poética visual, los detalles o de la magnífica atmósfera sonora que han conseguido recrear.

No es una obra digerible por el gran público, pero mi reconocimiento por el riesgo, por la apuesta y por el delicado trabajo y exquisito resultado.