Un segundo bajo la arena

Esperar y esperar a que pase algo, a tener respuesta o a que alguien explique como se tiene que continuar. Perdidos y perdidas en un marco de incertidumbre donde a veces la única solución es aventurarse a aceptar que no siempre todo irá como se espera.

En un comedor devastado por el caos y dejado en suspenso en el tiempo se encuentras dos invitados, una camarera y uno de los músicos de una boda. Se han quedado allí esperando a que el novio y la novia, juntamente con el resto de invitados, vuelvan después de haberse ido por un contratiempo. El público llega al banquete y los personajes narran el episodio transcurrido.

El texto se estructura alrededor de textos de Bodas de sangre y de algún otro poemario de Federico García Lorca. Alex Solsona y Carla Coll dibujan con las palabras de Lorca un relato exquisito que interpela a la espectadora y la hace partícipe de toda la producción. Un trabajo de orfebrería con cada término que se une a una dirección de Alex Solsona y Pau Serés sublime que encaja cada pieza en su sitio natural.

Carla Coll, Camille Latron, Pol Toro y Gaspar Corts inducen y arrastran al público a una vorágine de emociones y sensaciones inigualables. Toro da la bienvenida a cada espectador/a con complicidad y entrega. El suyo es uno de los personajes más intensos y maravillosos de la obra. Su miedo, desesperación y tristeza ante la pérdida de la realidad y el tiempo cambia en un momento la visión humorística y extrovertida de que su personaje tiene el público. La ternura que emite ante la incertidumbre del presente recoje la empatía de quien se sienta en cada silla del escenario.

La dulzura e inocencia del personaje de Coll crea un vínculo divertido y un poco infantil que da frescura y aire a una situación delicada, pero al mismo tiempo surrealista. Latron con su camarera transmite una preocupación propia de su cargo y mientras va conversando con el público va vertiendo su amabildad y simpatía, provocando una conexión instantánea muy agradable.

Tres intérpretes que dejan atrás sus papeles principales para convertirse por momentos en los personajes de Lorca y dar vida a sus palabras y, especialmente, a su pasión.

Un montaje increíble que se hace demasiado corto, con un texto precioso y un reparto tremendamente talentoso. Con una pueta en escena detallada y muy cuidada que transporta al público a un mundo paralelo donde todo parece posible. Una producción que acaba de completarse con una banda sonora maravillosa con la cual Corts consigue trasladar todo el sentimiento lorquiano en cada nota.

Esta obra es teatro, vida, pasión y alegría. Es un canto a brindar por estar aquí y ahora.

Federico García Lorca y su visión ancestral de las pasiones, los celos y, en definitiva, de las tradiciones y leyendas que justifican y mueven desde las profundidades los seres humanos inspiran este tipo de spin off, como se diría en el mundo de las series, de Bodas de sangre, una de las grandes tragedias del poeta, novelista y dramaturgo granadino. Todo se inicia con una boda rural. Novia (nombre que se convierte en propio en el texto) huye con su enamorado, Félix, cuya familia es culpable de la muerte del padre y el hermano de Novio (que también así es como se conoce) y la fiesta se rompe. La persecución posterior termina en muerte a cuchilladas.

Un segundo bajo la arena retoma en este punto el banquete. Los tres invitados y uno de los músicos que permanecen en el espacio, después de la boda frustrada, reciben de vuelta y con avidez al resto de invitados: los espectadores. La alegría es inmensa, pero la decadencia y la incompleción de la ceremonia que debía haberse celebrado han acabado dejando marca. Copas rotas, ceniceros llenos, bebidas a medio consumir, mantos manchados… A partir de entonces, y de una forma errática, casi casual de tan natural, se suceden las explicaciones y los flashbacks para acercar a los asistentes al sentido del nuevo acontecimiento del que forman parte, y que viene a ser la reanudación de aquél que tuvo que interrumpirse. En este formato, no existe frontera entre el público y la compañía. Todo el mundo toma conciencia del rol que se desempeña, y el espíritu del encuentro, celebrado en las tablas mismas del banquete tal y como quedaron cuando el drama se inició, invade el espacio. La fiesta acaba atrapando al espectador, que ya se ve participando, con una copa en la mano y moviendo las caderas al ritmo cada vez más trepidante (como la escena) de Take this waltz, de Leonard Cohen.

El colectivo Desasogiego, nacido en 2018 en Girona fruto de los estudios dramáticos de sus miembros en la Escola Universitària de les Arts, en Girona, muestra, a pesar de su juventud, un dominio de la escena y una forma de interpretar tan diferente, tan personal, tan inmersiva que genera admiración, atrae y atrapa. Las interacciones de los actores entre sí y con el público son fascinantes, fáciles, casi espontáneas. Cuesta no dejarse llevar y evitar la conversación. Parece que nada es calculado, pero el control de Carla Coll, Camille Latron y Pol Toro es absoluto. La música, a cargo de Gaspar Corts, aporta dinamismo, dota de nuevos elementos al ambiente y completa las escenas con maestría. Todo ello, artesanía pura.

El montaje, después de ganar el programa de apoyo a la creación de FiraTàrrega 2022, recibió el Premi Moritz del mismo certamen a la Millor Escena de Carrer, y el Premi al Millor Espectacle Novaveu de los Premis de la Crítica del mismo año.

Una auténtica sensación, un soplo de aire fresco, optimista, que invita a la fiesta. Un espectáculo imprescindible que hace pensar que todavía hay esperanza para la esencia de la creación teatral, para la transformación de todo lo que huele a tragedia. ¿Quién dice que en la segunda parte no es posible la remontada?

És un espectacle sobre la impossibilitat de recuperar el passat. Sobre les giragonses de la memòria. Sobre el teatre com a canal per a mirar d’entendre el món a través de la ficció. Sobre la frontera primíssima entre aquesta ficció i la realitat. Sobre la necessitat de celebrar que estem junts, o simplement que hi som.

I també és el millor espectacle que he vist aquesta temporada a Barcelona. La posada en escena que planteja el Col·lectiu Desasosiego reivindica el el teatre com una mena de culte del qual el públic també n’és protagonista. L’experiència per a qui assisteix a Un segundo bajo la arena deu apropar-se a la d’aquell públic grec primigeni que entenia el teatre com a cosa pública. A Un segundo…, participa i no nega la irrealitat d’allò que li mostrin, participa de la fantasmagoria per a trobar-hi brins de veritat que tenen a veure amb nosaltres mateixos i amb allò que ens envolta.

La música en directe (amb coples que el mateix Lorca havia interpretat o una versió fantàstica de l’Omega de Morente & Lagartija Nick) té també un paper important, ja que obliga els personatges a repensar allò que han decidit.

No us perdeu Un segundo bajo la arena al Maldà, podreu jugar, ballar i somiar, i després sortir al carrer del Pi i veure-ho tot amb uns altres ulls, que ja és molt.

Nada más empezar la obra, mientras haces cola en la escalera del Maldà, uno ya se da cuenta que asistirá a un espectáculo diferente. De hecho, Un segundo bajo la arena empezó como espectáculo de calle en la Fira de Tàrrega, y un tiempo más tarde encontró en el Maldà el lugar ideal para encerrarse entre cuatro paredes. Al entrar en la sala nos encontramos un banquete a medio terminar, sin invitados y con las mesas sucias y las copas medio llenas… Poco a poco iremos sabiendo que nos encontramos en uno de los banquetes nupciales más famosos del teatro español, el de la tragedia lorquiana Bodas de sangre.

Los tres personajes que han quedado atrapados en el banquete nos muestran sus angustias (hay un punto de la existencialista A puerta cerrada, de Sartre), pero sobre todo intentan hacernos partícipes de la fiesta… o postfiesta… o lo que sea que quieran celebrar por última vez. Nos encontramos, pues, diálogos solapados, escenas paralelas, interrelación con los espectadores, etc. No es difícil encontrarse a gusto en este comedor improvisado, mientras un cantante todo vestido de blanco entona piezas tristes al piano.

Quizás no será un espectáculo perfecto. Quizás se nota demasiado su procedencia de calle. Quizás se podrían matizar algunas escenas de desmadre. Pero, sea como fuere, a momentos se produce la magia… y esto cuesta tanto, que ya solo por este motivo tenemos que pensar en el Colectivo Desasosiego como una de las compañías a seguir en los próximos años. Seguro que con ellos nos esperan grandes y bonitos espectáculos.

El colectivo Desasosiego se dio a conocer en La Fira de Tàrrega el pasado 2022 con este espectáculo de calle con el que ganó el “Premio Moritz de La Fira Tàrrega” al mejor estreno de calle 2022. Carla Coll, Camille Latron y Alex Solsona son los responsables de la dramaturgia, la dirección escénica, el espacio, la iluminación y la interpretación.

Con una espectacular escenografía y una utilería cuidada al detalle, la obra presenta una gran fiesta que ya ha sido y poco a poco con escenas retrospectivas, ambas actrices, Carla Coll y Camille Latron y el actor Alex Solsona, con un magnífico trabajo interpretativo nos van contando todo lo que ocurrió. La fiesta continúa, el público participa en ella con brindis, discursos y saludos.

Está inspirado en Bodas de Sangre aunque los Desasosiego le han dado un sello personal que la convierte en obra propia.

La luna que en la obra de Lorca representa el papel de ayudante de la muerte está presente durante toda la obra en la pared del fondo. Todos los personajes de García Lorca están entre el público, Leonardo que se marcha con la Novia, la madre, la prima de la Novia. Garcia Lorca también está presente en la fiesta con versos, coplas y música en directo, cuyo responsable es Gaspar Corts.

La obra transcurre entre costumbres y el ambiente rural de principios del siglo XX. Los caballos vienen de lejos, hay arena, bochorno de verano y drama sin tragedia. Hay preguntas sin respuesta, buscando el sentido de la existencia. Los invitados desorientados siguen la fiesta.

Esta nueva compañía que ha debutado con éxito, ha sabido dar mayor importancia al juego y a los aspectos lúdicos que a la trama teatral. Toda una diversión que nadie se debe perder.

Tom Stoppard va aconseguir el primer èxit d’una de les carreres més prolífiques de la dramatúrgia britànica amb Rosencratz i Guilernstern són morts. Una obra que va començar de de forma molt humil al Festival Fringe d’Edinburgh i que arribaria a ser premiada amb els guardons més importants de la dramatúrgia mundial. La proposta pren dos personatges secundaris de la trama de Hamlet i els transforma en protagonistes, imaginant una historia que es desenvolupa al marge de la del príncep danés, heretant els seus esdeveniments principals com a nucli del conflicte, però convidant-nos a presenciar una altra història, que també podria haver estat narrada pel seu autor o viscuda en un espai-temps paral·lel.

Una cosa semblant és el que fan els joves del Col·lectiu Desasosiego amb Bodas de Sangre, de Federico García Lorca, que aquest any celebra el 90è aniversari de la seva estrena. Un segundo bajo la arena explica la història de la festa del casament que no arriba a tenir lloc. Què passa després que la núvia hagi fugit amb l’amant, deixant plantat no només el promès sinó també els convidats a la festa? Doncs que els espectadors prenem el relleu i ens convertim en convidats d’una post-festa a la què se’ns convida a seguir celebrant i reflexionant sobre què ha passat, per què i quines conseqüències se n’esperen. És així com el públic ens convertim en participants gairebé actius de la història, dirigits per tres personatges que, esfumats els protagonistes, en prenen el timó.

Tres personatges interpretats de manera fantàstica per Carme Coll, Camille Latron, i Pol Toro (amb el no menys talentós acompanyament musical, a mig camí entre Nick Cave i Bunbury, del Gaspar Corts) en un espectacle diferent, sense grans ambicions però molt ben resolt, que potser dedica massa temps a la festa i la xerinola (els elements immersius que singularitzen la proposta) i massa poc temps a desenvolupar amb més amplitud o profunditat el conflicte i les històries que deixa a mig resoldre Lorca, o a desentrallar l’ànima d’aquest clàssic universal que, potser, donaria per molt, molt més.

"Un segundo bajo la arena" ens proposa un apropament a nou punt de vista sobre "Bodas de Sangre" de Federico Garcia Lorca. Com elles mateixes expliquen, el Col·lectiu Desasosiego ens convida a una invocació a la celebració i a la col·lectivitat. Ens parlen de deixar anar un passat, per poder celebrar el present.

Es tracta d'un espectacle que aposta per la posada en escena com un element determinant per la dinàmica de l'obra, cosa que permet a l'espectador ser còmplice de les vivències dels personatges. El públic deixa de ser l'agent passiu que simplement observa per convertir-se en els convidats de la festa.

Si en qualsevol obra la música en directe ja és un punt a favor, en aquest cas també intervé en la narrativa. D'una manera molt curosa, han aconseguit combinar tots els elements que hi ha sobre l'escenari: públic, música, personatges, imaginari i escenografia, i entrellaçar-los per tal que tots tinguin un paper fonamental per arribar al clímax.

La interpretació dels actors Pol Toro, Camille Latron i Carla Coll donen vida a uns personatges cuidats i treballats al detall. Durant l'obra ens portaran per diversos moments de la història, parlaran del passat, del present i del futur, ens faran riure i reflexionar, tot des d'una veritat i una tendresa entranyable.

Sens dubte un bon recordatori que el teatre és una experiència col·lectiva que passa en un moment present i, que només això, ja es mereix una celebració.

Fent cua esperant pujar les escales del Maldà. És l’hora en punt quan de sobte surt un personatge excèntric ( un pèl sobreactuat) que saluda tothom mentre baixa els esglaons. Se’l veu content amb la teva assistència quan en realitat tu no saps a què has vingut ni què et trobaràs.
Doncs be, et trobes amb un banquet nupcial a les acaballes de la celebració. Tres únics personatges i un music que acompanya els sonets de Federico Garcia Lorca.
Un segundo bajo la arena és un espectacle immersiu, és una idea innovadora que no es veu gaire en el teatre actual. I sense voler t’has convertit en part de la funció, en el convidat d’un banquet passat en el que no ets el convidat que s’espera.
Els 3 personatges ens expliquen el que va passar, quan la núvia va deixar plantat el nuvi a l’altar per marxar amb el seu amor platònic.
També se’ns planteja l’espera com a acte esperançador. Esperar que passi rés... que tornin els antics convidats. Si més no que vingui algú per treure’ls d’aquest forat profund.
Però què esperem exactament?
Esperar per agafar aire. Fer un alt en el camí per veure-hi clar.
L' obra ens obre alguns interrogants: cal seguir amb el patrons establerts només perquè ens hi hem compromès?
Es pot ser honest amb un mateix sense ser jutjat?
L' obra pren la idea i el nom de El Publico de Lorca, obra qualificada com a Teatro bajo la arena on s’exploren nous recorreguts de textos escènics. Teatre disruptiu on es desdibuixen els límits que separen els actors del públic.
El teatro bajo la arena busca precisament la autenticitat, la veritat de les sepultures.
I m’atreviria a dir que no s’hi conforma i va més enllà buscant l’autenticitat del públic, part essencial per a que la obra funcioni.
Abstenir-se d’anar-hi amb poca predisposició per ser part de la festa tan si t’agrada com si no, el moscatell😉