La reina de bellesa de Leenane

A pesar de que La reina de la bellesa ya se representó en Barcelona hace un par de décadas, este nuevo montaje dirigido por Julio Manrique coincide con un momento de mayor reconocimiento de su autor, gracias al éxito teatral de La calavera de Connemara y a la película Tres anuncios en las afueras. Hay que celebrar que, finalmente, el público empiece a situar a un autor tan interesante como Martin McDonagh, cuya figura ya es, prácticamente, una especie de clásico contemporáneo. En concreto, el espectáculo protagonizado por unas espléndidas Marta Marco y Marissa Josa contiene algunas de las obsesiones más enfermizas y fascinantes del dramaturgo irlandés como la toxicidad de las relaciones humanas, la violencia emocional, la opresión del mundo rural y un incómodo sentido del humor. Manrique continúa demostrando que, como director, se encuentra en plena forma, apostando por una claustrofóbica puesta en escena que, a la vez, dialoga con hábiles recursos como la iluminación, la música o la lluvia y saca gran provecho de los personajes secundarios (unos memorables Enric Auquer y Ernest Villegas). Se trata de una historia dura, emotiva y desesperanzadora planteada como un cuento con toda su crudeza y su fuerza. En definitiva, un relato poético en clave de crónica negra, un oscuro chiste macabro y un verdadero puñetazo en el estómago de los que son difíciles de olvidar pero, al mismo tiempo, se agradecen.

El impacto que La reina de belleza de Leenane produjo hace 20 años en Barcelona, con el montaje de Mario Gas, fue tan grande que aún hoy muchos espectadores lo recuerdan. Y es que éramos muchos los que buscábamos un teatro contemporáneo, arriesgado y poco complaciente como el que nos aportaba Martin McDonagh. Con los años han llegado más obras del autor, y no todas han suscitado el mismo interés, pero esta primera pieza de su repertorio todavía despierta inquietud y todavía sigue funcionando como el mecanismo de un reloj. La relación enfermiza entre madre e hija, el ambiente opresivo de la casa rural y la climatología inclemente, así como la débil frontera entre la cordura y la locura hacen de este texto un clásico del teatro de finales del siglo XX.

En esta primera obra ya hay muchos de los excesos que McDonagh explotaría en el futuro, pero lo cierto es que aquí se conserva un trasfondo absolutamente creíble y real que aporta, si hace falta, más dramatismo a la historia. La dirección de Julio Manrique es consciente de este hecho y, a diferencia otros montajes sobre el autor, opta por unas interpretaciones más naturalistas y por unos golpes de efecto mucho más medidos. Marta Marco y Marissa Josa se convierten en las reinas macabras de la función, siempre muy bien acompañadas por los efectivos Ernest Villegas y Enric Auquer. El decorado, muy al estilo otros de La Perla 29, acaba de proporcionar al montaje el envoltorio ideal para que todo el conjunto se convierta en uno de los éxitos más importantes de la temporada.

La perla 29 estrena en la Biblioteca Nacional de Catalunya la adaptación de un texto de Martin McDonagh ambientado en una Irlanda rural, lejana, fría. La reina de la bellesa de Leenane, bajo la dirección de Julio Manrique, presenta el mimo por los detalles y la elección de textos de una profundidad y emoción a la que nos tiene acostumbrados la Biblioteca Nacional de Catalunya.

El trabajo de Julio Manrique es excepcional presentando un texto con un potencial enorme que es aprovechado de manera óptima para llevar a cabo una representación cuidada, bella y potente. Un escenario simple, el interior de una pequeña casa de un pueblo rural irlandés; pero un exterior enorme, donde la lluvia y el frío se contagian al público que rápidamente se ve reflejado en una escena puramente cotidiana. Recursos escénicos como la misma lluvia, el detallismo del mobiliario, electrodomésticos, recursos sonoros, noches, días…

La escenificación es sublime y potencia el texto al máximo: la escena habla tanto o más que los personajes. La soledad de Maureen, quien lleva 25 años cuidando a su madre no solamente se ve en el texto, se nota con la lluvia, con el frío irlandés que parece entrar por las puertas, con el silencio de una casa triste. Aun así, la escena no es nada estática, de la misma manera que el texto. Eso que es quietud, silencio y lluvia se puede convertir en fuego, gritos, dolor y culpa rápidamente, de una manera trepidante. Leenane acaba por ser un espacio casi maldito, enloquecido, donde el público ve reflejado el dolor silencioso que es el tiempo.

El trabajo del elenco es, también, de una calidad excelente. Marta Marco encarna a una Maureen que rápidamente conecta con el público por la actualidad de sus dudas, de sus problemas, una juventud perdida que se quiere recuperar. Un personaje femenino de una profundidad impresionante, llevada al extremo en varias ocasiones, con quien el público quiere identificarse y de quien se quiere alejar al mismo tiempo. De la misma manera, el trabajo de Ernest Villegas, Marissa Josa y Enric Auquer (con un papel minoritario pero muy bien trabajado) es muy destacable. Las interpretaciones ayudan, junto con los factores nombrados anteriormente, a que el público sea testimonio de una historia donde hay lugar para el drama y la tragedia pero también para el amor, la risa o la nostalgia.

En síntesis, una producción con mucho mimo, tal y como acostumbra a hacer La perla 29. La historia de Maureen y su madre conecta con el público de manera rápida gracias al buen trabajo de los recursos escénicos, al trabajo de los actores y a la calidad del texto. Reír, llorar, estremecerse… Hay momento para todo dentro de una pequeña casa en el pequeño pueblo de Leenane.

Martin MacDonagh nos habla de la terrible miseria humana a través de la sádica relación entre una madre y una hija. Sus personajes despiertan ternura y terror al mismo tiempo, y es que son tan responsables como víctimas de una lucha constante por reafirmarse ante un entorno apático que las aísla y las enfrenta.

Maureen (Marta Marco) verá en Pato (Ernest Villegas) la oportunidad de escapar de las garras de su maquiavélica madre (Marissa Josa) y volar fuera del pueblo de Leenane de una vez por todas. Siendo consciente de que ésta será posiblemente su última posibilidad para conseguirlo, Maureen desata el duelo definitivo con su madre sumergiéndose en una espiral de locura y violencia. Ray, el joven hermano de Pato (Enric Auquer), cierra este gran elenco de actores con un personaje que nos da oxígeno en cada una de sus apariciones.

La escenografía juega a favor de la construcción de un espacio asfixiante. Una casa que encierra a sus personajes pero al mismo tiempo protege de un exterior hostil lleno de barro y lluvia constante. Una sociedad rural olvidada donde la única opción de redención es huir al extranjero. La música que proviene de la radio en escena también sirve para construir este ambiente de pueblo aislado irlandés, así como para generar contrastes entre la miseria de los personajes y el buen rollo de temas como Brown Eyed Girl de Van Morrison.

En definitiva, una obra maestra con una puesta en escena brutal y unas interpretaciones magistrales. Un relato terriblemente pesimista sobre cómo el aburrimiento y la apatía pueden volvernos tan perversos como locos.

Fa uns 20 anys vaig anar a veure aquesta obra a La Villarroel, la qual va ser dirigida en aquell moment per Mario Gas i interpretada en els papers protagonistes per Vicky Peña i Montserrat Carulla. Haig de dir que poques obres han estat tan presents en el meu cap com aquesta al llarg del anys, fins al punt que encara recordo la seva escenografia i posada en escena. De fet, em va impactar molt en tots els aspectes i, per això, quan vaig llegir que es faria un muntatge nou, no vaig dubtar ni un moment en decidir anar-lo a veure. No obstant, era inevitable tenir certa por davant del gran record que guardava de la seva predecesora i temia que això jugués en la seva contra, però no només no va ser així, sinó que al veure-la, la vaig tornar a gaudir en tota la seva esplendor.

Aquest dur retrat familiar sobre la solitud, el maltractament i la manipulació psicològica esdevé un text potent de Martin McDonagh gràcies a la creació d'uns personatges plens de matisos, com també per la seva història perfectament exposada i pels diàlegs tan realistes com afilats. En aquesta ocasió, la direcció recau en mans de Julio Manrique i esdevé tot un encert, jugant amb els sentits i transportant-nos directament a la cuina de Leenane. Així, tot resulta fluït, proper i autèntic en la posada en escena, comptant a més amb unes interpretacions brillants que van en la mateixa direcció. Per tant, tenim una nova oportunitat per gaudir d'aquest meravellós text en una posada en escena que, sens dubte, està al seu nivell i que de ben segur s'acabarà convertint en un dels muntatges de la temporada.

El dia 14 de febrer La Perla 29 va estrenar al Teatre de la Biblioteca de Catalunya una nova producció sota la direcció de Julio Manrique. LA REINA DE LA BELLESA DE LEENANE (The Beauty Queen of Leenane) òpera prima de Martin McDonagh que la va escriure quan només tenia 26 anys.

Aquesta obra forma part de la primera trilogia de l’autor titulada The Leenane Trilogy que inclou LA CALAVERA DE CONNEMARA (A Skull in Connemara) que vam poder veure la temporada passada a la Sala Villarroel i The Lonesome West.

Martin Faranan McDonagh (Camberwell, Londres, 1970) dramaturg i director de cinema és conegut per la gran brutalitat i estil cinematogràfic de les seves peces teatrals. Està considerat com un artífex de l'anomenat "teatre de la crueltat (In-yer-face)” que destaca l'aspecte violent i grotesc dels personatges.

La tragèdia i la comèdia es barregen i confonen; però la realitat es manifesta a través del joc teatral, on el personatge i la situació són protagonistes.

Aquest text es va estrenar per primera vegada a Barcelona el 1999 a la Sala Villarroel dirigida per Mario Gas i amb un repartiment format per Montserrat Carulla, Vicky Peña (que és la traductora de l'obra), Àlex Casanovas i Jacob Torres.

LA REINA DE LA BELLESA DE LEENANE està ambientada al petit poble irlandès de Leenane, a la comarca de Connemara, on viuen Mag Folan i la seva filla Maureen. Mare i filla conviuen a base de manipulacions enclaustrades a l'antiga casa familiar. Maureen està soltera, té 40 anys i passa els dies veient com la joventut se li'n va tenint cura de la seva mare que tot just acaba de fer 70 anys. L'arribada dels germans Pato i Ray Dooley sacsejarà la rutina de les Folan i farà incrementar encara més la tensió entre ambdues.

LA REINA DE LA BELLESA DE LEENANE parla sobre la solitud, la sinceritat i les relacions entre les persones i la família, i com moltes vegades repetim els errors i fracassos d'aquells que han vingut abans que nosaltres.

Marissa Josa és una esplèndida Mag Folan, una dona amargada i despòtica que farà el que calgui per no quedar-se sola. Mare de tres filles, és a la Maureen que li ha tocat estar amb ella per l'únic motiu que les germanes s'han casat i han marxat. Instal·lada en el seu balancí, passa el dia escoltant la ràdio o la tele i donant ordres. Una dona egoista que es fa constantment la víctima.

Marta Marco és  “La pobra Maureen. La fràgil Maureen. La temible Maureen. Segueix tancada en un cony de casa d’un cony de poble d’un cony de país on sembla que s’hagin aturat tots els rellotges. I on mai no para de ploure. Allà la trobarem, la Maureen. La única i indiscutible reina de bellesa de Leenane.” Marta Marco ens ha regalat una interpretació sublim. Una filla abocada a cuidar de la seva mare i que no troba cap sortida tret de desfogar-se amb ella a la que rebutja obertament i odia profundament.

….. De vegades tinc un somni de vostè, amb un preciós vestit blanc, ficada dintre del seu taüt, i jo tota de negre mirant-me-la, amb un home al meu costat que em consola i que fa olor d’aftershave i que m’abraça per la cintura” …..

L’aparició de Pato, Ernest Villegas és per la Maureen un alè d'esperança, una possibilitat de fugir de la seva presó. Per a la Mag en canvi representa un perill, una amenaça que pot desestabilitzar el seu món.

I finalment l’Enric Auquer és Ray, el germà de Pato amb una personalitat molt definitòria del caràcter irlandès que l'autor ens vol explicar. Tot plegat un retrat de la Irlanda rural, ancestral i plena de rancúnies i d'una casa aïllada enmig dels camps inundats de pluja.

Una esplèndida direcció i un magnífic treball actoral, amb escenografia de Sebastià Brosa, vestuari de Maria Armengol, llums de Jaume Ventura i so de Damien Bazin.

Una posada en escena on els personatges entren i surten de la casa, un espai atapeït de mobles i objectes on viuen les dues protagonistes. Tres portes que donen accés al carrer, a la granja i a la part interior de la casa.

Fora de la casa, la fredor de la pluja. I a banda i banda els espectadors.

Imperdible

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A priori, la historia de una mujer irlandesa atrapada en el pequeño pueblo de Leenane, en la comarca de Connemara, que cuida de su madre no es una trama muy atractiva. Hasta que sabes que el texto es de Martin McDonagh, que forma parte de la trilogía de La calavera de Connemara y The lonesome West, que la produce La Perla 29 y que Julio Manrique la dirije… aquí, la cosa ya cambia.

En Irlanda, Francia, Cataluña o cualquier sitio del mundo podría trasladarse esta historia que habla de conformarse con la vida que se tiene porque no se podrá conseguir nada mejor, pero también de manipular y utilizar a los de tu alrededor para que nada cambie. Que te mereces la vida que tienes, aunque no sea así, para bien o para mal. Eso es lo que le pasa a Maureen y su madre Mag Folan. La primera siente que está en deuda con su madre, a la que cuida y vela, aunque no la soporta, y la progenitora utiliza el sentimiento de culpa de su hija para retenerla a su lado y hacerla infeliz. Pronto entran en juego dos vecinos, Pato y Ray Dooley, que son un ejemplo claro de la sociedad de la época. Marcaran un antes y un después en la vida de las dos mujeres.

Ya la puesta en escena es toda una experiencia, y es que Manrique sabe cómo hacernos la boca agua solo empezar con la obra. El comedor de una pequeña casa irlandesa, con todos los elementos que detallan la época y la situación económica de la familia. Cada objeto ayuda a retratar la personalidad y las vivencias de los personajes que viven en esta casa. Desde la serie que ven en la televisión hasta el bacalao con mantequilla que Maureen compra para su madre. ¿Y la música? Es un elemento diferenciador en todas las obras dirigidas por Manrique. Ayuda a crear, una vez más, una atmosfera real entorno a la historia y la evolución de la trama y los sentimientos que se van sucediendo.

Se agradece que Manrique utilice su visión cinematográfica de las historias en sus montajes. Ayuda a crear una relación directa entre texto y espectador, a veces difícil de conseguir con textos más complejos o arriesgados.

En cuando a la parte interpretativa, Marissa Josa nos pone a prueba la paciencia con su Mag. Le da tanta veracidad que, a veces, empatizamos con la rabia de su hija. Marta Marca mejora en cada papel que le llega a su alma. Cuando piesnsa que no puede dar más, que ha llegado a su cenit, nos descubre que aún hay muchas vidas en las cuales se puede adentrarse y perderse. Qué placer verla en el papel de Maureen. Para aquellos que aún no hayáis descubierto la maravilla de actor que es Enric Auquer, en esta obra tenéis una nueva oportunidad. Su personaje es un caramelo en sus manos, lo moldea y lo hace suyo con una facilidad impresionante. De Ernest Villegas solo decir que su trabajo es impecable, como siempre, deshaciéndose con el personaje y sus vivencias.

Una historia pequeña pero intensa –con momentos dramáticos y también cómicos- que nos traslada a un mundo íntimo y viciado, donde el egoísmo y la incredulidad tienen un papel muy importante. Parafraseando a Neil Diamond, “Dulce Maureen, los buenos momentos nunca parecen tan buenos…”.

Després de Shakespeare, Martin McDonagh és l’autor anglosaxó més representat a l’Amèrica del Nord. Tot i que va néixer i va ser criat al sud de Londres, el seus orígens són irlandesos, d’aquí que totes les seves peces estan ambientades en Irlanda.

“La reina de la bellesa” és la primera de les tres peces de “La Trilogia de Leenane” (una trilogia on els fets de totes tres obres transcorren en terres de Connemara). Les altres dues peces són “La calavera de Connemara” (espectacle guanyador del Premi TB de la temporada 2017-2018 en la categoria de Millor actor de repartiment, a Oriol Pla, dirigida per l’Iván Morales i que vam poder veure a La Villarroel), i “The Lonesome West” (“L’oest solitari”)(de la qual es va poder veure en el 2011 una versió de la companyia Ras Teatre en l’espai escènic de la Nau Ivanow sota la direcció de Pepa Fluvià).

Podríem dir que “La reina de la bellesa” és una barreja entre thriller psicològic i comèdia negra, és el que en diríem teatre de la crueltat (In-yer-face), per la seva capacitat d’aconseguir captar l’atenció de l’espectador i deixar-lo absort per tot el que està passant al seu davant.

Us la recomano per moltes raons:

El text és brutal. Els diàlegs són brillants, conflictius, plens de ressentiment i rancúnia. El llenguatge i el vocabulari que s’utilitza és col·loquial, tot i que moltes vegades resulta desagradable, retorçat i violent.

Julio Manrique dirigeix amb total precisió aquest muntatge. Tot està estudiat i cuidat al mil·límetre: interpretació, il·luminació, espai escènic, ...Tot sembla real.

La posada en escena i l’escenografia de Sebastià Brossa és molt realista. Es tracta d’una cuina menjador plena de detalls que ens fan pensar en quines condicions s’hi viu en aquella casa. Tot és vell i depriment. L’ambient que s’hi respira és de soledat i austeritat.

Altres elements a destacar són la llum (Jaume Ventura), el so i els efectes especials (Damien Bazin) que s’utilitzen al llarg de l’obra. Elements imprescindibles que fan possible que els espectadors percebem aquella sensació asfixiant i de solitud que es viu dins aquella casa. Les diferents intensitats de  llum i altres recursos escènics, com el terra enfangat, la puja i el foc, aconsegueixen mostrar una estètica realista que es manté durant tota la representació.

Excel·lent feina de caracterització ( Helena Fenoy i Marta Ferrer) i vestuari (Maria Armengol).

Pel que fa al repartiment, els personatges principals l’encapçalen dues grans actrius, la Marissa Josa en el paper de la mare (Mag Folan), i la Marta Marco en el paper de la filla (Maureen Folan). Són personatges desil·lusionat amb la vida i amb el món que els rodeja. Unes interpretacions extraordinàries, per treure’s el barret, fer l’onada i cridar bravo una i un altra vegada.

També cal felicitar als dos actors: Ernest Villegas ( Pato Dooley)  i Enric Auquer (Ray Dooley), els dos protagonistes encarregats de sacsejar la rutina de les Folen i de mostrar la part més amable i divertida de l’obra.

 

“La reina de la bellesa” és una obra intensa, que emociona. Una obra que et fa somriure, i de cop i volta et deixa clavat a la cadira. És una història gris, fosca. Real. És odi i amargura. És destrucció, frustració, opressió. Xantatge i manipulació. Desesperació. Esperança. Pluja i herba humida.

“La reina de la bellesa” ens parla de la por a la soledat, d’aquella soledat més absoluta, i del que un seria  capaç de fer per tal de no estar sol.

 

Sovint el teatre mostra l'horror que irromp en la quotidianitat, però és menys habitual que l'angoixa, el depriment en formi part, sense espetec, com quelcom inherent a la vida dels personatges. A La reina de la bellesa de Leenane, el tedi ja ha esdevingut aversió (de la Maureen cap a la seva mare, del Ray cap a la mare de la Maureen; però també del Ray cap a la pròpia Maureen), i l'espectador té la sensació que el rebuig que es provoquen els uns als atres és immanent a l'esperit d'una societat, de Galway, de la Irlanda rural, del món. És rancúnia ancestral i, el que és pitjor, assumida fins al punt que s'expressa amb total desinhibició.

Manrique pensa una posada en escena on pren protagonisme l'escenografia, que ens ensenya un sol espai molt atapeït d'objectes, mobles... (cuina, una sala d'estar i tres portes) que contrasta amb un exterior (per nosaltres, en fora de camp) desolat, intransitat, on hi plou constantment. Els personatges prorrompen a la casa, no hi entren només, hi penetren. Sembla que provinguin d'un lloc agrest, inhòspit. I excepte en Pato, la resta de personatges semblen imbuïts del salvatgí. Marta Marco és una Maureen bestial, en el sentit literal i en el figurat. És un animal engabiat que ja no pot trobar l'equilibri i que viu l'aparició del Pato com una última esperança d'escapatòria. L'Enric Auquer és un Ray que sembla contenir en la seva personalitat tots els elements característics del paisatge que emmarca els protagonistes.

Que profund grata el teatre en l'espectador quan aquest copsa la tensió entre el què diuen els personatges i allò que volien dir, i no s'han atrevit o no han sabut com dir. La reina de la bellesa de Leenane és una fita important per a Julio Manrique, que brilla a l'hora de fer emergir allò que ha romangut ocult durant molt temps, que ja està incrustat en la Història. No falteu a la Biblioteca, s'hi couen coses que tenen a veure amb tots nosaltres.

Martin McDonagh escribió la Reina de la bellesa de Leenane con 27 años. Fue representada por primera vez el primero de febrero de 1996 al Town Hall Theatre de Galway, Irlanda. Dos años más tarda pudimos verla en la Villarroel con Vicky Peña, Montse Carulla, Àlex Casanovas y Jacob Torres bajo la dirección de Mario Gas. Yo recordaba el escenario oscuro y el ambiente sórdido. 20 años más tarde se vuelve a representar en Catalunya.

En esta ocasión la dirige con gran acierto Julio Manrique y las actrices Marissa Josa y los actores Ernest Villegas y Enric Auquer, todos con un inmejorable nivel interpretativo.

Com ja nos tiene acostumbrados Martin McDonagh es una obra ambientada en la Irlanda rural. Las dificultades de encontrar trabajo obligan a una gran parte de la juventud a emigrar a Inglaterra o EEUU renunciando a tierra, costumbres, lengua y familia. Las dificultades son tan grandes que la frustración, la desesperación, la impotencia y la incapacidad para resolver los problemas de una familia irlandesa convierte la relación en un mundo cruel y despiadado en el que la convivencia es difícil y la supervivencia se pone en peligro.

La puesta en escena en medio de los espectadores permite crear unos exteriores y un movimiento que no sería posible en un escenario convencional. La utilería es detallada, cuidada y muy real. Incluso en un momento determinado encienden fuego en un hogar que no acaba de tirar y se llena de humo la sala. Si no fuera por el olor que nos quedó en la ropa, este detalle añade a la obra más autenticidad.

A pesar de la distancia en espacio y tiempo, los espectadores pueden encontrar cierta similitud con algún momento de nuestra historia actual o reciente así como con relaciones personales que son eternas.

No hace falta que les desee “mucha mierda” ya que el éxito está asegurado.