Imagínate que llegas a la cola de una preselección de personal. ¿Para qué trabajo? No lo tienes claro. Lo único que sabes es que, contigo, se cuentan 50 aspirantes y que nadie sabe cómo será esta selección. A todo esto, súmale el hecho que solo llegar, como espectador, te transformas en uno de estos candidatos y a la primera persona que conoces arriba del escenario es un “duende del bosque” de los que reparten suerte… puede que no se acabe de ver clara la relación entre un hecho y el otro, pero, en principio, la tiene. Se trata de reflexionar sobre la buena y la mala suerte, de manera individualizada en un sujeto. Solo empezar el espectáculo, hay una interacción […]
Sílvia Moreno Palomar
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