Frustración, exigencia, devaluación personal, sumisión, incertidumbre… sentimientos dolorosos que se apoderan de la persona y la hacen vulnerable y maleable en manos foráneas. ¿Qué necesidad hay de llevar al extremo la mente y el cuerpo de alguien para conseguir rédito? ¿Por qué esta cultura de la explotación emocional? En esta obra, Mel es una actriz que ha jugado la carta de la tristeza personal para que el director de un nuevo monólogo vea que puede entender la miseria y la pena que siente el joven Werther de Goethe y le dé el papel que le puede cambiar la vida. Consigue el trabajo y se siente exultante, pisará otra vez un teatro de Barcelona y, así, volverá a la rueda de […]
Sílvia Moreno Palomar
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