La tarea del actor es convertir en realidad aquello que el dramaturgo solo ha descrito con palabras. Pero cuando el dramaturgo es Sartre y lo que describe, los suplicios del infierno, hacen falta actores con una dosis extra de entrega, compromiso y generosidad. Por suerte, todo eso se encuentra al reparto de Huis clos en la Sala Atrium, uno de aquellos montajes desgarradores, impactantes y francamente intensos que no se olvidan fácilmente. Una cita ineludible con la vertiente más oscura del alma humana. No os la perdáis. Más información (en catalán) en Somnis de teatre
Gema Moraleda
289 Recomendaciones