La adaptación de textos constituye todo un reto para cualquier dramaturgo. De hecho, es todo un arte. El peligro a la hora de adaptar y recortar es centrarse demasiado en la trama y dejar los personajes esquemáticos y en los huesos, como fantasmas paseando sobre el escenario, sin objetivos ni motivaciones. No es el caso de Oriol Tarrasón que, en su adaptación de Un tramvia anomenat desig ha conseguido que los personajes brillen y se desarrollen en toda su complejidad, en especial, su inmortal protagonista Blanche Dubois.
Si a ello sumamos unas interpretaciones valientes y entregadas, cargadas de verdad, una puesta en escena sencilla pero muy efectiva y un ritmo calmado pero milimétrico, nos encontramos con un montaje que emociona y conserva toda la esencia de uno de los grandes clásicos estadounidenses.
No os perdéis esta Blanche Dubois, os sorprenderá.