La provocación llega de Madrid con una versión transgresora de Las amistades peligrosas protagonizada por Carmen Conesa y Edu Soto.
Llegan con el aval de la crítica de todo el Estado, las entradas agotadas en muchos teatros y el público entusiasmado y de pie al final de muchas funciones. Sólo estarán cuatro semanas en Barcelona, pero esperan que la respuesta sea la misma. «Es un espectáculo valiente, provocador, diferente y con muchas sorpresas» explica Carme Conesa, la Marquesa de Merteuil que comparte protagonismo con el Vizconde de Valmont de Edu Soto. Ambos interpretan unos aristócratas que no sólo se creen superiores, sino que además rivalizan para humillar y manipular los que los rodean usando como armas el sexo y la seducción. Lucía Diez, Iria del Río, Mariano Estudillo y Lola Manzanoson los jóvenes que completan el reparto.
La obra, estrenada en el Festival Internacional de Teatro Clásico, es una adaptación de Javier L. Patiño y el propio director de la obra, Darío Facal, del clásico de Laclos. La novela, escrita en el siglo XVIII, quería retratar la hipocresía y la bajeza moral de la aristocracia francesa anterior a la Revolución. Facal explica que la adaptación «hay una mezcla de lenguajes para resucitar el texto desde una nueva perspectiva». De esta manera, una de las cuestiones más importantes de la novela, el sexo, no se representa aquí con una cama, que ni siquiera aparece, sino con la música compuesta por el también actor Mariano Estudillo. «Aquí no hay ninguna cama, hay una batería» dice el director, «la música es el hilo conductor perfecto para llegar a la sensualidad sin entrar a la convención pueril de compartir cama».
De hecho, la obra es un mestizaje entre la representación teatral y un concierto de rock, jazz, punk y heavy. Encima del escenario sólo hay cinco micrófonos, los instrumentos y los actores. El resto, completamente desnudo. Edu Soto explica que a pesar de ello, una vez te acostumbras a este lenguaje, «ni siquiera ves la batería, lo único que ves son Las amistades peligrosas«.
A diferencia de las versiones cinematográficas que se han hecho, aquí se ha respetado el relato epistolar. «En la novela los personajes se comunican a través de cartas y es esencial respetar, porque es la única manera de mantener la ironía». De esta manera, cada personaje cuenta su versión de los hechos y «traicionar eso sería traicionar el humor y tener que creer que lo que cuentan es cierto».
Texto: Mercè Rubià / Fotos: Ana Himes