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CASA Y MEMÒRIA

Un verano pasado, muy compartido

Pere Riera es un dramaturgo que, a medida que ha ido estrenando, ha ido mostrando su mundo más íntimo. Su debut tuvo lugar en un ya lejano T6 del TNC con una ficción que se desplazaba hasta Groenlandia, Lluny de Nuuk (2010). Si antes se dirigía a un punto muy distante para acceder a una proyección de felicidad, ahora rescata verdades ocultas cargadas de diversión infantil, deseos adolescentes de alta fertilidad y una nostalgia inconfesable. En el camino intermedio, Riera también conmovió la Sala Gran del TNC (2013) con Barcelona , al situar la mirada desde Vallvidrera hacia los bombardeos de la Guerra Civil. Ahora, la Sala Beckett acoge, del 17 de diciembre al 11 de enero, Casa Calores, una historia que evoca el recuerdo de los veranos de juventud en la casa familiar. Els Amics de les Arts cantan en Casa en venda, un retrato dulce y amargo que sintoniza con esta historia tierna.

Riera habla de una casa, la suya, junto a la playa. No es una segunda residencia, aunque seguramente la terraza es ese espacio de libertad independiente de las plantas inferiores. En el cobertizo, junto a la lavadora, se instalará un sistema de goteo para las macetas o una antena parabólica. Y seguirán tendiéndose toallas de colores, cargadas de sal marina, y las camisas del padre, junto a infidelidades, obligaciones de los hijos y de las madres… Todo el mundo tiene un rincón en el mapa con el que identifica su infancia y adolescencia. Pere Riera vuelca grandes dosis de nostalgia extrema en Casa Calores. En la obra cuelga el recuerdo dulce de las fiestas de verano en la terraza de casa, a base de Coca-Cola y música de los años 80 —y algún cigarrillo escondido bajo la baldosa de la barandilla—, junto al dolor de descubrir la responsabilidad de la vida. La madurez refuerza el rasgo identitario de la juventud. Y si Ramon era el decidido del grupo, resulta lógico que tome una decisión que sorprenderá a sus amigos, con quienes ha bailado, jugado al fútbol y en la playa y, sobre todo, ha vivido las discusiones más encarnizadas. El texto fue escrito en 2007. No sabemos hasta qué punto ha sido revisado, pero se intuye que poco, porque hoy la voz en off que envuelve este tipo de dietario mantiene un tono tierno y marcadamente literario, que establece una distancia con la intensidad vital de la representación.

Rosa Gámiz, que asume el papel de Rosa Renom, compone una madre positiva y sufrida, de las que callan y aguantan, y de las que justifican un matrimonio por el nacimiento del hijo. Jordi Boixaderas es el manitas que todo lo resuelve, que todo lo sabe de puertas adentro, pero que calla por el bien del vecindario. A su lado, Eudald Font interpreta al hijo obediente y estudioso que ensaya sus primeros secretos y besos. Júlia Molins, que sustituye a Emma Arquillué, junto a Júlia Bonjoch y Arnau Comas, encarnan a los amigos inseparables, las parejas de verano que nunca acabaron de superar el trance de las separaciones de septiembre.

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Escrito por

Redactor de artes escénicas de El El Punt Avui e impulsor de la plataforma de críticos Recomana

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