La Calòrica celebra su 10º aniversario estrenando en el Teatre Lliure una nueva versión de su primer montaje

Redacció

Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I llega al Teatre Lliure del 10 al 31 de enero, diez años después de su estreno. La compañía La Calòrica se reúne de nuevo al completo para recuperar el espectáculo que los vio nacer y celebrar así su primera década de existencia. Un montaje nuevo que mantiene el espíritu irreverente y los intérpretes del original, pero que suma la experiencia conseguida después de un decenio de producciones.

«Es una obra que nunca fue hecha en un teatro público y creíamos que esto tenía que cambiar», ha afirmado Juan Carlos Martel Bayod, director del Teatre Lliure, que ha alabado la trayectoria de esta compañía independiente joven surgida al inicio de la crisis económica y que ha producido títulos como L’Editto Bulgaro (2012), el multipremiado Fairfly (2017) o Els ocells (2018).

Israel Solà dirige esta sátira grotesca en verso libre sobre cómo es de ridículo querer aferrarse al poder, que critica la megalomanía que genera. «Nos hace mucha ilusión haber recuperado a todo el reparto original y ha sido muy interesante volvernos a enfrentar a un proyecto ya hecho y, por lo tanto, a nuestros fantasmas. Es la primera vez que hacemos algo así. Al principio, empezamos por romperlo todo para, finalmente, darnos cuenta de que había muchas cosas que estaban muy bien ya en su momento», ha explicado.

Según Joan Yago, que firma la dramaturgia, «con este espectáculo encontramos una idea de tono, un humor con el que nos identificamos. Después, con L’Editto Bulgaro, encontramos la línea política. Por lo tanto, ahora, con perspectiva, hemos intentado afinar en la obra las pinceladas políticas que ya existían pero no estaban del todo concretadas en los diálogos».

El reparto formado por Aitor Galisteo-Rocher, Xavi Francés, Esther López, Marc Rius, Carla Rovira i Júlia Truyol pone en escena la historia del último día de vida de la reina Isabel I La Católica y su intento desesperado por hacer del reino de España un imperio inmutable y eterno, a pesar de no tener un sucesor claro. Dentro de la corte castellana, o mejor dicho, desde su lecho de muerte, la reina y su marido Fernando el Católico esperan la llegada de su hija Juana la Loca y el marido de esta, Felipe el Hermoso, para diseñar el futuro del imperio. «El espectáculo narra los intentos de la reina y de toda la corte para no ver que el imperio se hunde», ha explicado Israel Solà. «El espectáculo es una metáfora: la reina, madre primigenia de la hispanidad y gran emperatriz de la cristiandad, muere de un cáncer de útero, como morirá también el Imperio, que nace ya enfermo por no tener ningún heredero capaz de asegurar la permanencia», ha añadido.

Del texto, el dramaturgo Joan Yago ha destacado sobre todo el tono grave y serio, con un punto de patetismo que tiende a lo ridículo y a lo grotesco. Un tono que se arrecia con la escenografía del espectáculo «pensada como un retablo que se despliega, en el centro del cual hay una cama de dimensiones exageradas, grandilocuentes, donde se come, se folla y se deciden los asuntos importantes del reino», ha explicado Albert Pascual, el escenógrafo. El texto, escrito en verso y en el castellano de la época, también suma capas a la sátira desplegada.

«Es un montaje nuevo con un texto adaptado en la época actual; han pasado diez años y no podíamos obviar los acontecimientos políticos ni sociales ocurridos desde entonces», ha añadido Joan Yago. «Ha sido muy interesante permitirse el lujo de probar cosas nuevas, pero con el reto de no desvirtuar la pieza original», han concluido, finalmente, director y dramaturgo.

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