Marc Vilavella dirige El despertar de la primavera, un musical pop rock sobre el amor adolescente, el abuso de poder y la incomprensión con 15 actores y 7 músicos en el escenario. La obra, basada en el texto de Frank Wedekind, estará del 14 de noviembre al 8 de enero en el Teatre Gaudí.
Todos sentimos, durante la adolescencia, el despertar de la primavera: las primeras mariposas en el estómago, la piel, el sexo, el riesgo, el dolor, la incomprensión, el enfrentamiento con padres y profesores… El musical Spring Awakening, basado en el texto de Frank Wedekind, se impregna de la rebelión adolescente, de la lucha contra el poder adulto, para cargar contra una sociedad dominada por los poderes económicos, la religión y los valores reaccionarios.
Aunque originalmente el texto de Wedekind sitúa la acción a finales del siglo XIX, la adaptación catalana de David Pintó la traslada a principios del siglo XX, poco antes de la Primera Guerra Mundial. «Es esta sociedad burguesa que denuncia la obra la que llevarnos a aquella carnicería, más tarde en la Segunda Guerra Mundial y ahora a la crisis, por eso es completamente vigente». Así lo entiende el escenógrafo Jordi Bulbena, que ha asociado el vestuario y el espacio al expresionismo alemán y el Kabaret Voltaire, que denunció desde la expresión artística «aquel mundo cruel y absurdo».
Los protagonistas son la Wendl (Elisabet Molet), una joven que no logra que su madre le explique cómo se engendran las criaturas, a pesar de ser tía por segunda vez; en Moritz (Eloi Gómez), que se siente torturado por los sueños eróticos que la acompañan cada noche; y en Melchior (Marc Flynn), un joven inteligente que se ha sumergido en los libros para descubrir todos aquellos aspectos de la sexualidad que la sociedad se empeña en tachar de tabú.
«La clave de la obra es como estos adolescentes se descubren a sí mismos y su cuerpo, pero no es una obra destinada sólo a los jóvenes asegura su director, Marc Vilavella-. Su espíritu va mucho más allá de la edad, nos muestra la rebelión contra un poder establecido todavía muy actual «. Para Mingo Ràfols, que junto con Roser Batalla interpreta los dos papeles adultos, la obra tiene elementos clásicos de Shakespeare y Goethe, pero con una «dramaturgia inteligente» que hace que todavía sea muy actual y que, además, conecta con el público de hoy a través de la música. De hecho, Gustavo Llull, encargado de la dirección musical, está convencido de que «enamorará» porque «cada tema es un hit».
UNA PUERTA ABIERTA A LA CREACIÓN
Aunque Spring Awakening, estrenado en 2006 en el Off Broadway, ganó 8 premios Tony y 4 premios Drama Desk, Vilavella ha optado por no convertirlo en una franquicia que reproduce el mismo montaje, como ocurre a menudo en el mundo del musical . El director ha preferido un montaje austero, a cuatro bandas, donde la comunicación se vehicula casi en exclusiva a través de los intérpretes, seleccionados a través de unas audiciones donde se presentaron hasta 400 candidatos.«Son muchos jóvenes, pero poseen un gran virtuosismo. Es una obra muy exigente a nivel vocal e interpretativo, pero no hemos querido renunciar a nada. Mi obsesión es demostrar el nivel del teatro musical del país tras la proliferación de escuelas de teatro musical «.
El director y la coreógrafa, Ariadna Peya, además, les han abierto la puerta a la creación para que se implicaran en la creación de los personajes y el movimiento. «He querido que el movimiento salga del gesto, que sea una herramienta explicativa y no decorativa, que parta de la emoción y la propia personalidad de los actores para crear un mundo muy poético y mágico».
Una obra sobre jóvenes, creada por jóvenes con más talento e ilusión que recursos. Una generación que también se rebela contra una situación «que parece volver a la de los grupos independientes de los años 70», pero que no les asusta; «podemos competir en calidad con las obras de los grandes teatros», aseguran.
Texto: Mercè Rubia
