La dramaturga y directora teatral Clàudia Cedó (Banyoles, 1983) empezó a hacer teatro cuando tenía 10 años en el aula de teatro municipal de Banyoles. «Me sentí muy cómoda enseguida, porque en la escuela sufría pero en el escenario dejé de sentirme marginada», explica. El sufrimiento escolar le desglosa: “no era la popular, no me sentía integrada con el resto; de hecho, son situaciones que todavía se viven en todas las escuelas, pero cuando empecé a hacer teatro todo se dio la vuelta”, comenta Cedó, que añade que “fue como si todos los raritos se encontraran de golpe”.
A los 14 años, Cedó tenía una compañía de teatro amateur, Pocapuc [expresión que proviene del localismo “poc que puc”, que significa no], junto a otros compañeros de edades parecidas, que ensayaban en una fábrica de zapatos de Banyoles, cedida por el Ayuntamiento. «Hacíamos obras de teatro en la calle», recuerda y añade que el teatro fue su única actividad extraescolar: «iba los lunes, los miércoles y los sábados».
A medida que pasaron los años, se convirtió en profesora de la misma aula de teatro de Banyoles, y empezó a dirigir a una compañía de actores y actrices que tenían justo 10 años menos que ella. “Lo disfruté mucho, porque crecimos juntos en el teatro y en la vida; yo tenía 20 años, ellos tenían 10, y estuvimos juntos hasta que yo cumplí 30, y ellos, 20”.
En paralelo a la actividad extraescolar, Claudia Cedó estudiaba el grado de Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), lo acababa y entraba a trabajar como psicóloga en un centro de desintoxicación y, más tarde, en un centro penitenciario de Gerona. Y trabajando como psicóloga empezó a estudiar de nuevo, pero entonces se matriculó en el grado de Arte Dramático en El Galliner, el centro de formación teatral de Girona. “Mientras estudiaba los cuatro años de arte dramático, trabajaba como psicóloga y al mismo tiempo dirigía las obras de teatro amateur, que hacíamos por amor al arte, pero que llegaban a circuitos profesionales”, señala.
En 2006, sus dos pasiones, el teatro y la psicología, las juntaba en un proyecto (que todavía hoy coordina) que llevaba por nombre Escenaris Especials, que la llevó a impartir cursos de teatro en centros con diversidad funcional (autismo, desintoxicación , discapacidades funcionales). “La psicología me había ofrecido herramientas que en el teatro también me encontraba, así que me di cuenta de que era como si siempre moviera el mismo barro”, porque las dos disciplinas estaban conectadas, y ella quiso integrarlas en su vida.
Ahora bien, ¿cómo logró integrar ambas disciplinas? «El escenario teatral se convierte en el centro del mundo cuando subes, y puedes expresar lo que te pasa, estarás en el centro del relato, y lo que explicarás importará a los demás». Por consiguiente, «las personas que han estado repetidamente aisladas de la sociedad, como las personas con enfermedades mentales, estar en el escenario es sentirse integrado en la sociedad».
Actualmente, con el proyecto Escenaris Especials, Cedó está revisando clásicos del escritor William Shakespeare. «Estamos representando a Ricard III y una actriz se ha inventado una frase, que la hace decir al protagonista, pero que es aportación suya porque la oye: Yo quiero hablar y ser escuchado».
Para continuar, del 15 al 19 de junio, en el Teatre Akadèmia dirigirá Els àngels no tenen fills, una obra en la que trata la maternidad o la no maternidad de mujeres con diversidad funcional. “Son mujeres que consideramos ángeles porque pensamos que están asexuadas, que no tienen deseo sexual, y puesto que este pensamiento ha calado en la sociedad, e incluso ellas mismas se lo han creído, entonces te llegan a decir que no pueden tener hijos”. De hecho, hasta hace dos años, la esterilización forzosa era legal para personas con discapacidades. El dato es bastante elocuente.
Por último, “la obra no quiere ser una crítica, sino que nuestro objetivo es poner el tema encima de la mesa; queremos que las personas que lo viven hagan oír su voz, pero que también haya muchas otras, como las de los propios hijos, cuando las han tenido, y también las opiniones de juezas, médicos o educadoras sociales”. Esta mirada poliédrica de la maternidad en mujeres con diversidad funcional la expresarán tres actores, Andrea Álvarez, Marc Buxaderas y Berta Camps (uno de ellos con diversidad psíquica y otra con parálisis cerebral), que harán de médium de decenas de historias reales . “Las investigaciones son reales, pero la obra está ficcionada”, afirma Cedó, quien asegura que detrás de la obra hay muchos años de investigación, los cuales empezaron con la obra Mare de sucre, estrenada en el Teatre Nacional de Cataluña.
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