En La Traviata, Verdi creó uno de los dramas más realistas de su carrera, una ópera que no evita las tensiones morales y médicas, temas que considera “asuntos contemporáneos”.
Violetta, inicialmente consumista y vanidosa, será la nueva víctima de un sistema capitalista que es devorador de sueños. Con una música brillante y virtuosa, crítica con brutalidad a una sociedad de las apariencias, máquina que destruye personalidades; especialmente cuando son mujeres que aspiran a ser libres. Así, Siempre libera, el aria más célebre de Violetta, es un himno, un grito desesperado para reclamar un espacio que ella todavía ignora que está a punto de perder.