Santiago Fondevila, crítico teatral, se convierte en dramaturgo para proponer un ejercicio meta-teatral que dirige Ramon Simó: La gran farsa (Els jutges no porten botons vermells a la toga). Los protagonistas del espectáculo interpretan un show de carácter amateur: una obra de teatro que retrata el comportamiento y el talante ideológico y humano de un rey, una reina y de su corte (secretario de defensa, jueces…) que quieren juzgar los legítimos deseos de todo un pueblo.
Sinopsis
La gran farsa es un espectáculo sobre un juicio que tiene la sentencia escrita desde el principio. Una imagen distorsionada hasta el esperpento de una justicia sometida al poder político. Una partitura que refleja la obcecación de la radicalidad, la estupidez de la represión, el desprecio de los derechos humanos y la inutilidad de un sistema político al servicio de los dogmas de fe.











