Miraje entre amor y pasión, Alcina parece hecha a medida para la pirotecnia vocal y para desarrollar el carácter de los personajes de este drama amoroso.
Sinopsis
A partir del poema épico Orlando furioso de Ludovico Ariosto, Händel escribía una de sus óperas más populares e inspiradas. Llena de fantasía e ingenio melódico, Il caro Sassone confeccionó —junto a Orlando y Ariodante— una de sus obras más redondas.
Estrenada en el Covent Garden de Londres en 1735, presenta una historia llena de ecos homéricos donde el magnífico personaje de la maga traicionada Alcina atrae a los héroes a su isla para seducirlos y olvidar la propia tierra. La lucha entre Ruggiero y Bradamante por liberarse de la bruja maligna todavía nos cautiva. Trufada de las páginas vocales más bellas de su producción, Alcina, en su estreno ingleso, contó con cantantes tan importantes como Carestini y Negri.
¿Es un riesgo de amor pervertido o las delicias de una pasión desenfrenada? Más allá del tema sobrenatural, el genio de Händel supo retratar a Alcina, quizás uno de los roles para soprano más completos y mejor perfilados de la ópera, como una mujer que sufre: profundamente humana y conmovedora. Cada aria es un ejercicio progresivo de profundización psicológico donde el canto de la bruja vencida despierta una extraña compasión en nuestro interior.
Marc Minkowski, director francés y auténtico especialista handeliano, sabe buscar todos los colores (desde la sutileza hasta la ambigüedad) y ofrecerá una lectura ambiciosa de la obra en la que sentimientos, magia y traición se mezclan, no sin dosis de humor. Minkowski, con un bouquet extraordinario de solistas y al frente de su formación, Les Musiciens du Louvre, sabrá descubrirnos las emociones y deseos ocultos con toda la expresividad deseada por el compositor. “Vuelva a vagheggiar.”
