No hay ninguna emoción que Shakespeare no haya abordado con sus obras. Desde el amor más joven y obtuso, hasta la desidia, la ambición, el honor o la venganza. Sentimientos muy humanos que, además, siempre extrapolaba con sus textos de una manera próxima y directa, aunque utilizando el pentámetro yámbico. Un naufragio de un barco en medio de una tormenta cerca de una illa es el punto de partida de esta obra. En esta nave viajan el rey de Nápoles con su hijo, el duque de Milán y todo un séquito. Este fenómeno atmosférico es provocado por Próspero, un hombre exiliado en la isla con su hija después de haber perdido a manos de su hermano el ducado y todo […]