Aunque no lo parezca, una sola persona puede hacer tambalear el sistema establecido. Quizás no lo podrá cambiar, pero sí podrá mover un poco, aunque sean milímetros, una injusticia o un pensamiento rancio y contra todo progreso. Porqué quizás el mundo está cogiendo una deriva triste y retrógrada, pero eso no quiere decir que no nos tengamos que plantar y decir que no permitiremos que sea tan fácil tirar por tierra derecho conseguidos y cambios de mentalidad innegables.
Esta pieza teatral de Jumon Erra y Pol Sanuy parte del diario de un soldado de la Guerra Civil, concretamente del tio-abuelo de Sanuy. Sus experiencias y reflexiones sirven para crear un relato que habla de las guerras sociales, físicas y emocionales que comparten las personas aún estando en diferentes épocas.
Kai y Ària son dos hermanos a punto de participar en el Benidorm fest, pero una noche antes de irse hacia la competición Kai y el chico con el que está sufren un ataque homófobo. Este acto se convierte en el punto de inflexión de Kai para plantearse que está haciendo con su vida. Decide huir y esconderse en la casa familiar que tienen en el Pallars, donde su tía -amante de los espíritus- lo hará mirar más allá.
El texto que firman Erra y Sanuy es desgarrador, divertido, rápido y muy atractivo. El público se engancha con la primera canción de este musical, compuesta, como todas, por Mireia Morera. El encaje entre la parte musical y el discurso vital y reivindicativo conforma una producción potente que conecta con la espectadora sin dificultad. La interpela y la hace cómplice de su denuncia, sus miedos y su conmoción ante un presente que se parece demasiado a un pasado que se creía olvidado y abolido.
Sanuy y Morera protagonizan esta obra, acompañados por Àssun Planas como la tía sabia. Los jóvenes intérpretes hacen un trabajo magnífico de entrega total. Se dejan la piel y se nota su compromiso con la narración. Además, se trata de dos torrentes de fuerza descomunal que arrasan en cada momento musical, arrastran al público interactuando con él y lo hacen vivir todo el relato como si fuera propio. Unas interpretaciones y unas voces magníficas.
Una propuesta muy interesante que, aunque hacia el final estira un poco el relato, es necesaria para poner sobre la mesa una realidad actual que está haciendo daño a la sociedad, que parece que no se pueda parar, pero a la cual se tiene que plantar cara para continuar siendo libre y nosotras mismas.