Carme Portaceli vuelve a acudir a la literatura como fuente narrativa para adaptar sus historias a la escena, como ya hico con Mrs. Dallowey o La casa de los espíritus; esta vez también lo hace con la ayuda dramatúrgica de Ana María Ricart, responsable de firmar la adaptación. El resultado son cuatro horas de obra (con entreacto incluido) bien estructurada y capaz de mantener el ritmo e interés en el espectador, aunque haya alguna escena que resulte algo redundante o excesivamente literaria. La novela de Almudena Grandes es un retrato de la España gris de la posguerra que intercala personajes reales y ficticios. La eugenesia o el intento de modificar a los demás para que cumplan con nuestros mandatos y […]