Hermafroditas a caballo o la rebelión del deseo funciona como una propuesta de teatro documental capaz de visibilizar una realidad, no solo desconocida, sino completamente ausente en la historia del teatro: la realidad de las personas intersex. Esta obra escrita y dirigida a cuatro manos por Raquel Loscos y Víctor Ramírez funciona como un engranaje sólido y atractivo gracias a dos de sus bazas principales. Por un lado, se intenta huir de un formato documental que atraviese de manera homogénea toda la obra, para apostar, en cambio, por una mezcla de géneros que van desde el freak show humorístico a la atmosférica instalación artística. Por el otro, la oportunidad de contar con una actriz intersex en escena, la brillante Laura Vila Kremer, capaz de hacernos soltar incómodas carcajadas, de removernos la barriga y, finalmente, de seducirnos.
Tras recorrer festivales como la Fira de Tàrrega o El Grec y hacer gira por distintos teatros de Cataluña, Hermafroditas a caballo o la rebelión del deseo sigue invocando en escena otras voces y experiencias y nos hace tomar conciencia de la importancia y de la fuerza del teatro para representar realidades con las que convivimos y de las que no sabemos absolutamente nada. Sin embargo, la obra es capaz de trascender la pedagogía sobre las vivencias intersex para mover al público a partir de temáticas que nos atraviesan a todos: la autoestima corporal, las violencias médicas, la flexibilidad del deseo… La propuesta estética es también de alto impacto: los impecables e hipnóticos audiovisuales de Carme Gomila reforzados por la iluminación de Marieta Rojo, por la banda sonora original de Aurora Bauzà y la modular escenografía de Oriol Corral.
Ojalá los teatros públicos pudieran también invertir en proyectos como los de la compañía Que no salga de aquí, y contribuir a que las hermafroditas sigan cabalgando con más fuerza.