Australia es una divertida comedia dramática sobre la familia: los vínculos, la descendencia, las expectativas… La obra está estructurada en forma de diario en el que asistimos a las vacaciones de tres hermanas desde su llegada a Australia hasta su retorno mientras una de ellas trata de donar un óvulo a otra.
Israel Solà, conocido por ser el director de La Calòrica, se estrena también como dramaturgo con esta historia basada en hechos reales. El espacio escenográfico minimalista a base de fondos de estudio fotográfico, las transiciones entre escenas a base de flashes y la presencia de una cámara de fotos en escena son un acertado apunte de dirección para convertir esta obra en un auténtico álbum de fotos familiar con una variada muestra de conflictos y emociones.
La construcción de personajes es uno de los mayores aciertos de la obra, a base de arquetipos que tan bien funcionan en la comedia pero que respiran una gran autenticidad. Cada uno de ellos ofrece un punto de vista y una premisa cómica complementaria que amplía las temáticas de la obra y mantiene el conflicto en marcha. Ester Cort aporta la voz narradora y los momentos de mayor ternura, Carme Poll está más instalada en el enfrentamiento y Meritxell Huertas es el gran alivio cómico que llena la sala de carcajadas con sólo aparecer en escena. Brian Lehane, el marido de una de ellas, marca el contrapunto de serenidad ante la exaltación de las tres hermanas, además de facilitar un sinfín de bromas lingüísticas.
En definitiva, Australia es un tierno y divertido retrato -nunca mejor dicho- de las relaciones y conflictos familiares en la actualidad. De las grietas que se abren cuando personas que nos hemos criado bajo familias tradicionales tratamos de adaptarnos a los nuevos modelos, pero manteniendo las expectativas y esquemas mentales clásicos. Sea como sea, una familia siempre será eso. Familia.