Fins als… Nadals casa perfectamente con un espacio pequeño, en este caso, el Club Onyric, en el hall del Condal, que tantas buenas veladas nos ofreció la última temporada, donde se crea enseguida conexión entre público e intérpretes. Esta proximidad es básica pues se trata de un espectáculo que bebe del cabaret. Estéticamente lo es y tiene un punto de -ligera- provocación, de que puede pasar cualquier cosa y todo es susceptible de ser ridiculizado … empezando por la Navidad. Así, el punto de partida es simpático, provocador (e inocente): ¿y si nos cargamos el mes de diciembre y así nos ahorramos todo este rollo de las Navidades, que acaba empachando y que todo el mundo critica? Se hace sorna […]