Hamlet, otra vez? Pues sí, y por suerte. La temporada pasada la compañía valenciana Bambalina Teatre Practicable nos acercó una Celestina, que a mí, apasionado del libro, me pareció quizá la más humana (pasional y visceral) que he visto… con 2 actores y títeres. Ahora, apuesta igualmente valiente o temeraria, este Hamlet, con un sólo intérprete y 10 títeres, como la soledad interior del príncipe acompañada de espectros.
Pese a que conozcamos, sea a través del texto o de las incontables adaptaciones (desde Laurence Olivier a El rey león, de Kenneth Branagh a la propuesta del año pasado en el Lliure…) al príncipe ¿trastornado? por la muerte/asesinato de su padre en la podrida Dinamarca, este Hamlet de Bambalina nos sorprende. El mérito es que esa sorpresa no se basa “sólo” en el lenguaje escénico escogido, sino en la verdad y sentimientos que allí encontramos, lo vívido de la venganza, obsesión, ambición… y por preservar la riqueza y complejidad, dificultad incluso, del texto original. No sería posible sin la dirección y el gran trabajo del actor Jorge Valle, no sólo titellaire o manipulador; sino que interpreta y sabe fundirse y separarse del títere, sabe entregarle el alma sin tapar a cada personaje.
Lo menos mejor: quizás diez minutos menos…
Lo mejor: olvidas que sólo hay un actor en escena.
En resumen: una adaptación fiel, original y respetuosa, que conserva lo esencial de la obra y toca las emociones humanas del texto, más que otras propuestas con “sólo personas”.