Escenas de la vida conyugal

Hay espectáculos que merecen la pena solo por el hecho de poder ver en directo a un grande de la interpretación. Es el caso de Escenas de la vida conyugal que, de hecho, podría ser otra obra que, probablemente, lo que más destacaría de ella continuaría siendo Ricardo Darín. Es curioso que, en este montaje en concreto, se plantee un texto del siempre pesimista y existencial Ingmar Bergman como una comedia romántica de personajes maduros, con su punto de dramatismo pero, a la vez, una ligereza propia de otro tipo de historias. Si bien es cierto que el retrato psicológico que hacía Bergman a sus personajes influenció en Woody Allen, esto no es una comedia de Woody Allen, por mucho que lo pretenda. Sin embargo, la propuesta resulta entretenida, interesante y no acaba de perder su profundidad emocional a pesar de un tono, como mínimo, arriesgado. Además, la indescriptible naturalidad de Darín hace que deje de importar si el registro es comedia o drama, ya que cada frase que pronuncia desprende tanta verdad que es difícil no dejarnos llevar allá a donde nos lleve. La puesta en escena es sobria, muy argentina, pero tampoco el espectáculo demanda una gran escenografía. Por último, mencionar la también notable interpretación de Andrea Pietra. Es difícil estar a la altura de Darín pero ella se convierte en una cómplice generosa y, entre los dos, logran que la función sea muy disfrutable.

Ricardo Darín es un actor argentino con mucha tirada en nuestro gracias a películas como El hijo de la novia o Nueve reinas. Sin duda, lo podríamos colocar entre el star system del cine hablado en español y su nombre en un cartel es motivo suficiente para atraer una multitud de personas que lo van a ver en él sin importar la obra en cuestión. No obstante, la obra escogida por su regreso a los escenarios es una adaptación de una miniserie / película de los setenta del maestro sueco Ingmar Bergman, lo habla sin tapujos del matrimonio, destripar la vida de las falsas apariencias con las autobligacions impuestas , los lazos que éste conlleva y los diferentes comportamientos que emite cada parte. Ciertamente, hoy en día es un tema que no causa ningún escándalo o sorpresa entre la gran mayoría de la población, como lo pudo hacer en su momento, pero esta disección que inspiró muchas de las obras posteriores que hemos podido ver continúa despertando interés. Ahora, el matrimonio ya no es un tema tabú y la perfección ha dejado de existir y, en el caso de estar, es un indicador de que algo no va bien.

Los dos actores de la obra están correctos en sus papeles, llevando todo el peso en sus hombros, aunque alguna instrucción desde la dirección me parece poco adecuada, ya que nos ciertos momentos puntuales se fuerzan demasiado las interpretaciones. De hecho, la obra no acaba de encontrar su tono y el ritmo adecuado, funcionando en varios momentos cómicos y dramáticos, pero no haciéndolo de forma global. Tampoco ayuda mucho tener un escenario tan grande por sólo dos actores, el cual no tiene ningún elemento escenográfico en varias escenas. Esto dificulta al espectador poderse sumergir dentro de la obra y provoca que haya una cierta distancia emocional hacia esta. Al mismo tiempo, se evidencia como los motivos económicos han influido en esta decisión, los cuales contrastan con las decisiones de la directora de presentar la pieza a través de un carácter más intimista. Así pues, nos encontramos con un espectáculo que funciona de forma irregular, que no decepcionará del todo, pero que tampoco acabará de dejar un buen sabor en la boca. Eso sí, los grandes fans de Darín disfrutarán al máximo de su actor.

Es lo que pienso que le pasa a la adaptación de este Bergman, en el que expresamente se le ha puesto un tono de comedia para hacerlo apto para todo tipo de públicos. Una puesta en escena excesivamente explícita, que pienso ha tratado al público de espectador novel, ha ayudado a esta intención. Por otra parte dos buenos actores, convincentes, mostrando tener muy buena química y gestionando sabiamente el valor añadido de su acento porteño muy apreciado en Barcelona, medido porque a nadie se le escape nada, contribuirá al éxito que le pronostico, porque realmente nos lo hemos pasado bien.Leer más.