Per Jordi Sora / @escenadelamemoria
Terminó los estudios del Institut del Teatre hace pocos años y tras el exitoso dúo Business world se presentó a los premios de coreografía.
Javier Guerrero es una persona astuta que encaja con firmeza las preguntas incómodas. Estos meses ha acabado de perfilar el estreno en el Grec, los días 14 y 15 de julio en el SAT Teatre. Lo combina con las clases en el Conservatorio de Madrid. Es la cuestión que más le preocupa: «Te agradezco el comentario: eso intento, tener un lenguaje propio. Que me inviten a presentarlo me refuerza «.
Empezamos la entrevista abordando esta cuestión: «Me interesa mucho la métrica del movimiento. Como en el cine: fotogramas correlativos, gestos, en nuestro caso, que pasan a toda velocidad delante de ti «. Para hacerlo posible, nada más importante que un elenco de alta calidad. Joel Mesa y Paula Tato repiten experiencia
con él. Aquí también con Carlos Roncero y Julia Sanz. Sin hacer hincapié en individualidades, sino en el trabajo de grupo.
Sitúa AM27 en un espacio indeterminado, con referencias extrañas entre ellas: «lleno de movimiento abstracto, con entidad propia«. La composición musical y el diseño de sonido de Yves del Río acaban de perfilar un imaginario que hay completar, una determinada atmósfera. No es una construcción determinista: invita al público a elaborar hipótesis y a dibujar su significado: «Hay evocaciones, símbolos, que pasan en un lugar físico concreto pero que no son muy evidentes. Un espacio insólito y abandonado. Es un elemento clave en esta pieza. Y la nostalgia es el motor emocional«.
En el capítulo de las referencias personales es donde se muestra más asertivo: «Sí, La Veronal es una, claro! No entiendo muy bien dónde está el problema: una compañía de aquí que tiene éxito internacional. Seguro que si fuera Pina Bausch nadie pondría objeciones «. Y es que toda una generación, mínimo, se ha formado en los últimos años con las imágenes desestructuradas de Marcos Morau y Lorena Nogal en la cabeza. «Pero hay muchos otros artistas que admiro y de quien he aprendido cosas, como por ejemplo, Roger Bernat«.
La suya es una actitud de cuestionamiento permanente. Para los que hayan visto el cuarto de hora originario de la obra, recordaréis un elemento escenográfico muy relevante. Pues bien: ni eso es seguro que aparezca en la versión definitiva. Esta es la artesanía del trabajo de estudio, cocinado a fuego lento, intenso, colaborativo, en el que ha estado inmerso este año. AM27 se estrena gracias a un necesario esfuerzo de instituciones: Institut del Teatre, Festival Grec, L’Estruch, Graner, Festival Sismògraf: «Los procesos son importantes, y trabajar con tiempo, también«. Parece difícil que alguien haga una creación propia sólo pensando en sus referentes, así que conviene observar con atención que aporta Javier Guerrero. Al fin y al cabo, son el gesto, el movimiento y el trazo coreográfico que definen de manera determinante un espectáculo de danza.
Jordi Sora @escenadelamemoria