La estatua del cuento de Oscar Wilde, El príncep feliç, se instala en la Sala Petita del TNC en una obra de La Baldufa Teatre llena de humanidad y generosidad para todos los públicos.
– Si eres el Príncipe Feliz, ¿por qué lloras? -preguntó la golondrina.
– Cuando vivía, tenía un corazón humano -contestó la estatua-, pero no sabía lo que eran las lágrimas, porque vivía en la Mansión de la Despreocupación, donde no está permitida la entrada del dolor. Así, todos los días jugaba en el jardín con mis compañeros, y por las noches bailábamos en el gran salón. Alrededor del jardín del Palacio se elevaba un muro muy alto, pero nunca me tuve curiosidad alguna por conocer lo que había más allá. Y ahora que estoy muerto, me han puesto aquí arriba, tan alto que puedo ver toda la fealdad y toda la miseria de mi ciudad, y, aunque ahora mi corazón es de plomo, lo único que hago es llorar.
El príncep feliç es un cuento que permite reflexionar sobre modelos de sociedad, las desigualdades, la generosidad o la amistad. Es un cuento universal que La Baldufa Teatre lleva al escenario del TNC y que permitirá a las familias adentrarse en la historia y reflexionar, al salir, sobre muchas cuestiones.
Hemos hablado con sus protagonistas: