Dagoll Dagom estrena Scaramouche, su nuevo musical de gran formato ambientado en la Francia de 1789 y lleno de comedia, aventuras, amor y revolución. Os explicamos algunos secretos.
1. El sueño de Guinovart: una gran aventura de capa y espada
Albert Guinovart, compositor de Mar i Cel, es un gran fan de las películas de capa y espada y hacía mucho tiempo que tenía en la cabeza la idea de hacer un musical basado en la película Scaramouche. Fue él quien convenció Dagoll Dagom de sacar este proyecto adelante. Pero sólo ha sido el punto de partida. «Es un homenaje a aquellas primeras películas que vimos de pequeños y que nos fascinaban; en la capa y espada, pero también a la Comedia del arte del Tulipan negro«, explica Anna Rosa Sisquella.
La historia se sitúa en 1789, cuando el pueblo francés se muere de hambre y, teniendo que soportar además los castigos de una nobleza autoritaria, comienza a plantearse una necesidad de cambio. Es en este contexto cuando aparece Scaramouche, el héroe enmascarado que se convertirá en el defensor del pueblo. «En Barcelona gran parte del teatro que se hace es muy contemporáneo y tan estéticamente como temáticamente está muy ajustado a la realidad. Nosotros queríamos alejarnos de ellos y pasar a un mundo de fantasía que a la vez tuviera mensaje y conexión con la actualidad». Y Sisquella está convencida de que la tiene, por la necesidad de cambio en la que se enfrenta el pueblo y porque, al fin y al cabo, «la revolución es una aventura».
David Pintó, ayudante de dirección, asegura que Joan Lluís Bozzo -que en firma el guión- «se ha leído absolutamente todos los libros de la época». Esto, explica, ha ayudado a crear muchas nuevas escenas y nuevas inspiraciones para algunos de los personajes, como el Olimpia, inspirada en Olympe de Gouges, redactora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la ciudadanía. «Ha hecho una comedia muy rica y universal con muchas referencias a grandes autores como Shakespeare o Goldoni -sigue Pinto- que consigue ser mordaz y muy entretenida». Además, para que «nada esté fuera de lugar», explica Sisquella, han contado con el asesoramiento de dos catedráticas de historia que ya participaron en la serie de TV3 La Memòria dels Cargols.
2. Reto multiplicado por cuatro: interpretación, esgrima, coreografía y canto
Scaramouche es un musical de nueva creación. Esto quiere decir que un equipo artístico, técnico y de producción ha trabajado desde cero para crear el guión, las coreografías, el vestuario, la escenografía… Cuando se les pregunta por la mayor dificultad del espectáculo, Anna Rosa Sisquella lo tiene claro: «lo más complicado ha sido combinar tantas disciplinas: la coreografía, la esgrima, la interpretación y el canto». Un reto al que se han tenido que enfrontar los cuatro protagonistas, Toni Viñals (Scaramouche), Ana San Martín (Olympia), Mireia Mambo (Camila) i Iván Labanda (Marquès), i 16 actors més com Mireia Dolç, Jan Forrellat o Neus Pàmies.
3. «El barco de Scaramouche es el vestuario»
Telas compradas en Lyon, vestidos de más de 25 kilos … «El barco de Scaramouche es el vestuario», asegura David Pintó. Incluso la modista, Goretti Fuentes, lloró en terminarlo porque «en una época en que el vestuario se compra en el Corte Inglés y la escenografía en IKEA, piensa que tal vez nunca más volverá a hacer un vestuario teatral como este». «El vestuario es una explosión de color que quiere ser reflejo de la obra, donde hay más comedia que tragedia», explica Sisquella. Cada vestido ha sido diseñado por la figurinista Montse Amenós, y cosido a medida en diferentes talleres, debido al gran volumen de trabajo. «Montse ha ido a comprar la ropa en Lyon, donde queda uno de los pocos talleres donde todavía venden telas como las de la época. Antes había en Barcelona, pero han desaparecido». Pero para presumir hay que sufrir, dicen, y en este caso de lo lindo. El traje de Iván Labanda, que interpreta el Marqués, pesa 25 kilos. Teniendo en cuenta que ha de bailar y luchar con la espada contra Scaramuche, no es poco.
4. «La caracterización nos ha ayudado a multiplicar los actores, parecemos La Cubana»
«Si este musical se hiciera en el West End tendría 36 actores, en lugar de 18», explica Sisquella. «Pero de todo hemos hecho virtud -contesta Pinto-. La caracterización de Eva Fernández nos ha permitido multiplicarnos. ¡Hay actores que se cambian tantas veces que parecemos La Cubana!». Fernández, que ya se encargó de la caracterización del último Mar i Cel, ha tenido otro gran reto: convertir Eduard Mauri Toni Viñals. Y es que además de Scaramouche, el actor interpreta también dos gemelos, René y Louis (un protegido del Marqués a la corte, el otro involucrado en las luchas del pueblo), responsables de grandes confusiones y escenas cómicas que también han llevado por los actores y la caracterizadora. «Eduard Mauri se parece mucho a Toni Viñals, pero como interpreta hasta ocho personajes no se podía dejar el cabello largo y tampoco bigote y perilla. Hemos tenido que conseguir que se le parezca, pero que a la vez se pueda transformar rápidamente en los otros personajes».
5. El nuevo himno es del pueblo
Y si el barco de Scaramouche es el vestuario, el himno aquí no es de los piratas, sino del pueblo. Albert Guinovart ha compuesto una banda sonora que, según el maestro Joan Vives, encargado de la dirección musical, «tiene su ingenio de siempre, pero ya con un oficio muy sólido». «Cuando compuso Mar i Cel acababa de empezar, ahora es profesor de orquestación en la ESMUC y tiene 30 años de carrera a sus espaldas. Y eso se nota «. Vives explica que la composición es «muy difícil de interpretar, pero muy fácil de escuchar» y que, a diferencia de otros musicales, cuenta con temas mucho más condensados. «Mientras que en Mar i Cel había temas de 5 o 6 minutos, aquí hay que sólo duran 40 segundos», explica. La dificultad, sin embargo, ha sido abordar un género desconocido: «mezclar lenguajes no siempre es fácil, y aquí hemos tenido que mezclar muchos: comedia, drama, música romántica, de aventuras y reivindicativa». Además, también han tenido que trabajar duro las escenas de esgrima. «En el cine estas escenas están todas aceleradas, pero el teatro no podemos hacerlo. Por tanto, aquí le hemos tenido que dar la misma energía, pero a través de la música «. Es por eso que hay algunos fragmentos grabados en colaboración con la Orquestra de Ponent, que se sumarán a los 11 músicos que habrá en cada función en directo.
Texto y fotos: Mercè Rubià
Se la recomiendo a todo el mundo. El trabajo de los actores a la altura de la música. Un 10 a todos.