Ramon Madaula: "No habría escrito teatro si no hubiera estado 30 años haciendo de actor"

Alba Cuenca Sánchez

Cuando con cincuenta años Ramon Madaula empezó a escribir teatro, lo hacía con pequeñas obras, de dos personajes y espacios reducidos. Nada que ver con su nuevo estreno en el Teatro Goya, Conqueridors, con siete actores y una quincena de personajes donde interpreta a Jaume I. Hablamos con él sobre ésta y sobre las otras dos obras suyas que pasarán por los teatros barceloneses esta temporada: Els buonaparte y El tigre.

Ramon Madaula. Imagen: David Ruano

Teatre Barcelona: Conqueridors, el mayor espectáculo que has hecho hasta ahora, se centra en un rodaje televisivo. ¿Por qué apuestas por retratar este mundo?

Ramon Madaula: Como actor me ha tocado hacer varias series de época, y es un mundo que da mucho para la comedia, con el vestuario, la caracterización… Y más cuando haces personajes que han existido de verdad. Haciendo la serie Isabel en Madrid, pensaba “¿qué pensaría la auténtica Reina Católica de lo que estamos haciendo?”. En las series históricas se toman muchas licencias. Cuentan los hechos, pero pocas se han preocupado realmente de ir a la psicología de los personajes.

Hasta ahora siempre has escrito sobre personajes actuales. ¿Es más difícil retratar a los históricos?

Para mí es mucho más fácil, porque muchísimas de las cosas ya las tienes escritas. Y sobre todo he tenido la gran fuente, El libro de los hechos, la autobiografía de Jaime I. Muchas de las cosas que dice en la obra están copiadas de lo que decía él. Para escribir personajes que han existido, lo único que debes hacer es documentarte y elegir qué pones.

En ‘Conqueridors’, Madaula comparte escena con otros intérpretes como Roger Coma

Esta temporada también estrenas Els Buonaparte en el Teatro Akademia, donde pones en escena a Napoleón y su hermano.

Leyendo libros de Napoleón, llegué a la relación epistolar que tenía con su hermano José desde pequeños. Y cuando José fue rey de España, que le puso él, su conflicto. Yo no soy monárquico, pero si debo elegir a un rey, lo mejor que ha tenido España es José Bonaparte, un tipo ilustrado, culto, que quería modernizar España, mientras lo que Napoleón quería era conquistarla a la fuerza. Este dilema entre dos jefes de estado, pero que eran hermanos y que de pequeños amaban a muerte… me pareció una historia muy potente.

Como todos sus textos, es una comedia. ¿Crees que el humor tiene límites?

Sí tiene límites, pero deben poderse explorar. En Conqueridors se habla mucho de los moros, del cristianismo, de Dios… Jaime I se hizo mayor porque arrasó a los sarracenos, gente que vivía pacíficamente allí desde hacía 500 años. Era como si fueran bestias, se les venía como esclavos, se les decapitaba. Este tema lo tocamos con ironía, pero creo que estamos tachando los límites del humor. Es un experimento, a ver qué ocurre. Y sobre todo creo que es muy sano, y eso no lo hacemos suficientemente los catalanes, reírnos de nosotros mismos. En este caso de nuestra historia y de cosas de las que estamos tan orgullosos, como los Països Catalans, que estuvieron hechos a sangre e hígado. No es para reír, pero desde la distancia puedes contarlo dentro de una comedia.

‘Els Buonaparte’, el nuevo texto de Madaula dirigido por Sílvia Munt, en el Teatro Akademia a partir del 20 de diciembre

Decías en una entrevista en RAC1 que empezaste a escribir porque todo lo que te llegaba era «infumable». ¿Tan mal está la creación escénica catalana?

“Infumable”, ¿dije? Sí es cierto que como actor, muchos proyectos que me ofrecían, que ahora ya no me ofrecen tantos, yo no me veía. Por ejemplo, yo creo que abusamos un poco de los clásicos, que al final sólo sirven para el lucimiento del equipo, pero ¿qué sentido tiene contar esto ahora? Antes de ponerme a escribir me hice productor, compré derechos de obras, pero tampoco encontraba textos contemporáneos que me gustaran, que fueran posibles… Y una mañana, como quien hace un sudoku, empecé a escribir un diálogo. Yo no tengo vocación de escritor, yo no escribía ni cartas. Pero me puse a que dos personajes hablaran y algo se despertó en mí.

En los últimos años siempre has hecho cosas tuyas.

Sí. También debo decir, y con esto la gente no me cree, que yo intento no estar en mis proyectos como actor. Yo siempre preferiría que lo hiciera Orella, Homar, Arquillué… Jaime I no tenía que hacerlo yo, tenía que hacerlo otro actor muy conocido, pero luego nos dijo que no. Yo si no estoy mejor, porque para mí es un sufrir. Pero lo acabo haciendo para que se haga la obra.

Háblame de El tigre, que llegará al Espai Texas.

Es una producción de Teatro de Guerrilla. El tema de El tigre es la felicidad. Yo estoy muy enganchado en YouTube y en las TED Talks sobre neurociencias, psicología positiva… Durante unos años hice caso de estos gurús, probé el mindfulness, el ayuno intermitente… todo. Pero el resultado fue absolutamente lo contrario. Entonces sigues la vida de algunos de ellos y ves que son unos pobres desgraciados, que detrás hay un gran negocio, sobre todo en Estados Unidos. Si no tienes una vivienda digna, si no tienes un buen sueldo, si estás solo… es muy difícil ser feliz. El tigre del título es el miedo que tenemos todos. Y no podemos hacer ver que no está, debemos aceptarlo y gestionarlo como podamos.

Mercè Martínez i David Olivares, protagonitzen la comèdia ‘El tigre’

El tigre ha pasado por algunos municipios catalanes y ahora llegará a Barcelona. ¿Puede sobrevivir un espectáculo que no pasa por la capital?

Guerrilla trabaja muy bien el territorio. A Texas, que buscan dramaturgia contemporánea, se interesaron, pero quizás no se habría estrenado en Barcelona. Al igual que Els Brugarol, es una obra que estrenamos para hacer comarcas, y estábamos felices hasta que en el Poliorama nos llamaron. Hay mucha vida fuera de Barcelona.

En ese caso diriges tú.

No me gusta dirigir, yo nunca pido dirigir mis obras. En El tigre me lo pidieron, y como era una obra sencilla me vi en corazón, pero me siento mucho más cómodo escribiendo que dirigiendo.

¿Qué otros proyectos tienes después de todo esto, escribiendo o interpretando?

Tengo una lista quizá de 20 cosas por escribir, que no tendré tiempo de escribirlas todas. También tengo que ganarme la vida, si tengo que alquilarme como actor lo haré, pero si puedo, quiero dedicarme cada vez más a escribir mis proyectos ya intentar levantarlos. Ahora, yo no pudo escribir teatro si no hubiera estado treinta años como actor. Si no me hubiera enfrentado a clásicos, a contemporáneos, a cosas buenas, malas… Si no hubiera tenido ese bagaje, quizás no hubiera podido escribir ni una línea.

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Alba Cuenca Sánchez
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