Por Jordi Vilaró
En el vigésimo cumpleaños de la reapertura del Liceu después del incendio de 1994, la temporada empezará con una producción propia de la última ópera de Giacomo Puccini, Turandot, un interesante y potente estreno en versión del exmiembro de La fura dels baus, Franc Aleu, y que cuenta con un repertorio espectacular: Josep Pons, director musical del Liceu, dirigirá la orquesta de la casa y lo acompañarán un grupo de intérpretes que cuesta distinguir cuál pertenece al primer cast y cuál al segundo, atendida la calidad de todas las voces: Irene Théorin y Lise Lindstrom en el rol de Turandot, Jorge de Leon y Gregory Kunde en el de Calaf, y Ermonela Jaho y Anita Harzig en el de Liù, pero es que incluso el rol de bajo (Timur) tiene un desdoblamiento de lujo: Alexander Vinogradov y Ante Jerkuniça. Desde un punto de vista vocal, ¡este es sin duda el montaje del año!
Otro de los atractivos de la nueva temporada será poder volver a disfrutar del clásico “pack” verista Cavalleria Rusticana (Pietro Mascagni) / Pagliacci (Ruggero Leoncavallo) en una producción del ROH Covent Garden, en versión de Damiano Michieletto, y con un reparto atractivo también que incluye, entre otros, la magnífica soprano dramática rusa Elena Pankratova y el mítico tenor lírico francés, Roberto Alagna.
Richard Wagner vuelve a la ciudad más wagneriana del sur de Europa después de una temporada “deswagnerizada”. Que este retorno se produzca con una de las óperas más bellas que compuso el músico de Leipzig, como es Lohengrin, siempre es un motivo de satisfacción. La versión que lleva el sello de la bisnieta del compositor, Katharina Wagner, se prevé interesante y todavía más al ver que la dirección musical va a cargo de Josep Pons y la pareja protagonista la forman el célebre tenor lírico wagneriano Klaus Florian Vogt y la grandísima soprano dramática Evelyn Herlitzius, aquella majestuosa Elektra que nos cautivó hace tres temporadas en el Liceu. Esta ópera es sin duda otra de los hitos imprescindibles de la temporada.
Por otro lado, el mejor compositor de todos los tiempos -los que me conocéis ya me entendéis- también vuelve al Liceu después de una “imperdonable” temporada ausente. Como Puccini, el retorno de Wolgang Amadeus Mozart al escenario barcelonés se producirá también con la representación de su última ópera, La clemenza di Tito. El montaje va a cargo del gran David McVicar, toda una garantía de inteligencia, funcionalidad y buena química entre intérpretes y escena.
Otro de los grandes momentos de la temporada será el estreno de Alcione, de Marin Marais, otra ópera barroca escenificada (este año hemos disfrutado de Rodelinda de Händel), pero con la particularidad de que será la primera vez que se represente después de su estreno en el siglo XVIII. Con un entramado escénico espectacular (con números circenses incluidos) y una dirección orquestal a cargo de Jordi Savall, este montaje, que es toda una incógnita, puede convertirse en la gran sorpresa de la temporada.
Vuelve la zarzuela al Liceu con el clásico de Amadeu Vives, Doña Francisquita. Puestos a elegir entre el “género grande”, pero, quizás en este vigésimo cumpleaños habría tenido más sentido programar El giravolt de maig, de Josep Carner/Eduard Toldrà y compensar así aquel intento frustrado de representación de 2012. El “sello Lluís Pasqual”, sin embargo (la versión la firmará el director reusenc), debe de haber pesado a la hora de hacer la elección y garantizar el éxito del producto.
Con las óperas de Gioachino Rossini sucede un poco como con las obras de teatro de Tennessee Williams; a pesar de que el dramaturgo americano tenga escritas -¡y estrenadas!- casi 70 obras de teatro, siempre se acaban programando las tres mismas. Con el genio de Pesaro pasa poco más o menos el mismo: a pesar de escribir 38 óperas, de representadas básicamente solo solemos ver La cenerentola, alguna de las dos de tema turco (L’italiana in Algeri o Il turco in Italia) y la sempiterna Il barbiere di Seviglia, que este año se representará una vez más en el Liceo.
En esta misma línea popular vuelve también la ópera más representada de la historia del Liceo (y la más espectacular de Giuseppe Verdi): Aida. Bajo la dirección de Thomas Guthrie, esta producción contará con la histórica escenografía de Mestre Cabanes (otro homenaje de los veinte años). Hay, sin embargo, dos aspectos atractivos más de este montaje: la soprano norteamericana Jennifer Rowley, una soprano spinto que triunfó hace dos temporadas en el Met interpretando Tosca -y que alternará el rol de Aida con la magnífica soprano dramática Angela Meade- y la maravillosa mezzo francesa Clémentine Margaine -que nos dejó boquiabiertos hace dos temporadas con Leonor de La favorite de Donizetti- que interpretará el rol de Amneris.
La enésima reposición de Carmen de Calixto Bieito responde también al homenaje de los veinte años. Por más que este sea uno de los montajes más amortizados de la historia del Liceu(20 años girando por los teatros líricos de todas partes), la presencia de Charles Castronovo en el rol de Don José, de la mezzo georgiana Anita Rachvelishvili y otra vuelta de Clementine Margaine (las dos se alternarán en el rol de Carmen), junto con el siempre solvente Simon Orfila en el papel de Escamillo, garantizan un atractivo vocal notable al montaje.
Esta temporada solo hay una ópera en versión concierto: Semiramide, de Rossini (en versión concierto sí que podemos encontrar un repertorio rossiniano más amplio), que contará con la siempre magnífica Joyce Didonato en el rol principal de la reina babilónica. Solo para poder disfrutar del talento, la belleza del canto y de la inmensa simpatía de la mezzosoprano de Kansas, ¡vale la pena de ir!
Por último, uno de los principales atractivos de las temporadas teatrales es el estreno de óperas contemporáneas poco representadas, inéditas o nuevas. En este apartado, la temporada que viene solo ofrecerá una muestra, pero eso sí, brillante y atractiva: la historia de amor del caballero Tirant lo Blanc y su amada Carmesí en Diàlegs de Tirant e Carmesina, una ópera breve cuyo libreto ha sido escrito por el dramaturgo Marc Rosich y la música la ha compuesto el joven y talentoso compositor de Reus Joan Magrané.