El día 14 de marzo de 2013 la Sala Fénix abrió sus puertas en medio de una fiesta llena de curiosos y entusiastas espectadores, artistas y colaboradores. Desde entonces, poc a poco, han encontrado su lugar y su personalidad dentro del circuito teatral de la ciudad. En estos cinco años, el espacio ha hecho algunas reformas, algunos lentos, pero indudables adelantos, y sobre todo teatro, su mejor (y única) arma. El resultado: una programación estable durante cinco años que, de septiembre a julio, ha ido probando estrategias y exprimiendo todo el teatro de máscaras, de títeres para adultos, de clown gestual, de sombras y objetos, pero también de texto visual, de nuevos clásicos y de poesía.
Con sus aciertos y errores, han llegado a acumular 11.000 espectadores anuales. La Fènix se autodefine como un «lugar de combate en la periferia de la gran batalla: una trinchera del Raval». Este marzo, celebrarán sus conquistas llevando, nuevamente, a escena tres pequeñas victorias muy míticas para ellos:
- Cabaret LeCoq, un tipo de revista parateatral diferente cada noche en que participarán varios amigos de la Sala Fénix como Carlo Mô, Jordi Bertran, Àngel Navarro, Collectivo Ameno, y otros tantos y tantos.
- Cabaret Victoria, su primera producción, una obra teatral en formato de breves historias basadas en la literatura fantástica del siglo XIX.
- Mary Frankenstein Shelley, su producción de 2017, muy representativa de su manera de hacer teatro que, a través de un cabaret literario de teatro visual y sonoro, recrea el proceso creativo de la novela gótica por excelencia.