La Sala Atrium recupera el espectáculo Infanticida, la adaptación de todo un clásico de la literatura catalana que cuenta con un equipo de lujo para acercar a nuestros días la voz de Víctor Català (seudónimo de la escritora Caterina Albert), una autora excepcional , exponente del modernismo literario catalán.
El espectáculo, estrenado en 2020 en la misma sala, vuelve a escena con el mismo equipo: Neus Pàmies y Gerard Marsal interpretan el texto y la música en directo, Marc Angelet y Marc Rosich firman la dirección y la adaptación, respectivamente. Con música de Clara Peya, el montaje toma forma de monólogo musical donde la voz de una mujer nos narra el capítulo más duro y cruel de su vida. Una situación límite bajo unas circunstancias opresoras que han empujado a Nela, protagonista de esta historia, a cometer un crimen terrible: el asesinato de su propio hijo.
Caterina Albert nos muestra a Nela como una mujer valiente y apasionada, una mujer que se enfrenta a todo aquello que le rodea por el anhelo de libertad, por el deseo de encontrar una manera propia de ser, por la necesidad de enamorarlo. y enajenarse de su propia realidad. Albert rompió con un mito irreductible hasta el momento: el instinto maternal. La autora cuestionaba así dogmas preestablecidos sobre la función de la mujer en la sociedad presentándola como un ser salvaje y apasionado en oposición al ser débil y tierno «por naturaleza» que había jugado hasta ahora el rol femenino.
«Alzar la voz de Caterina Albert hoy nos parece más necesario que nunca», explica a la compañía: «Hoy que nos damos cuenta de que los clichés femeninos y de feminidad siguen siendo vigentes y que la condición femenina comporta todavía muchas limitaciones. Seguimos viviendo en una sociedad represora y castradora de las libertades más básicas. Alzar su voz hoy, nos parece un deber», explicaron.
El monólogo es una pieza de cámara con sonido electrónico: «Las canciones de Clara tenían un sonido neoclásico con base de piano. Al sacar este instrumento y llevarlas a la electrónica hemos podido crear todo un universo», explica Marsal, saxofonista y flautista, compositor y productor. La puesta en escena del espectáculo convierte la Atrium en una sala de interrogatorios y los espectadores en espías que, a través del cristal opaco, asisten al relato de la protagonista que nos explicará lo sucedido con la ayuda de flashbacks y saltos temporales.
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