Con el estreno de Massilia , la compañía La Jarra Azul no solo celebra sus veinticinco años, sino que completa una trilogía que comenzó en 2005, en México, con Los niños de Morelia, en coproducción con la compañía mexicana Conjuro Teatro. Contaron con la dramaturgia de Víctor Hugo Rascón Banda y la dirección de Mauricio Jiménez. Un entramado testimonial de índole colectiva, defendido por cinco jóvenes intérpretes, vehiculaba las vivencias de los niños que en 1937 viajaron a bordo del Mexique –de Burdeos a Veracruz– y los instalaron en un internado de Morelia.
La idea de hacer una segunda obra sobre los barcos del exilio surgió en 2013, cuando, de gira por Chile –con su obra 3, 2, 1… CERO–, la compañía se topó con la historia del Winnipeg, y apostaron por convertir la novela gráfica de Laura Martel en obra de teatro, adaptada por ella misma y dirigida por Norbert Martínez. A Winnipeg, el vaixell de Neruda (Grec 2020), en interacción con objetos y un espacio sonoro sugestivo y ecléctico, cuatro actores nos contaban la historia del barco que, gracias a la intervención de Pablo Neruda, llevó a Valparaíso a más de dos mil refugiados republicanos.
Massilia, en el Teatre Akadèmia (hasta el 6 de julio), cierra la trilogía dedicada a los barcos del exilio republicano, en un nuevo ejercicio de recuperación de la memoria histórica. De entre los más de sesenta barcos referenciados, eligieron el Massilia, a bordo del cual en 1939 viajaron destacados intelectuales con rumbo a Argentina. El hecho de que esos exiliados españoles se quedaran a vivir en Buenos Aires tuvo que ver con una decisión de Natalio Botana, director del diario Crítica, y también con la victoria de un caballo –llamado Romántico– en una carrera.
Una historia de exilio y memoria
Óscar García Recuenco, fundador y productor de La Jarra Azul, señala que las crónicas del periodista español Constantino Esla para el diario argentino La Nación han sido el gran tesoro documental del que partieron los creadores de la pieza, aunque también consultaron otros materiales. Incluso pudieron entrevistarse con el hijo de este reportero, así como con la última pasajera del Massilia que aún vive: Carmen Bernand, hija de Carmen Antón –actriz de La Barraca y autora del libro Visto al pasar: República, Guerra y Exilio– y de Gori Múñoz, reconocido artista plástico.
El montaje, con dramaturgia de Albert Boronat y Maria Donoso, dirección de Nelson Valente y un elenco integrado por Laura María González, Lluís Marquès, Júlia Molins y Martí Salvat, presenta a algunos de los exiliados que llegaron a la capital argentina, al mismo tiempo que busca el punto de vista más adecuado para contar una historia lejana y muy olvidada que, a pesar de todo, nos interpela en relación con los exilios contemporáneos, la polarización ideológica frente al fenómeno migratorio y el papel de los medios en todo esto. Cabe destacar, además, que predomina un tono desenfadado y se hace un uso orgánico del humor. Una muy buena propuesta para este Grec.
Más información, imágenes y entradas: