TEATRE LLIURE

La fábula de la prosperidad

Si la Barcelona del siglo XX tiene una novela de culto es 'El día de Watusi', que retrató en tres volúmenes la historia de la ciudad entre los años 70 y 90 del siglo XX

Crisol Tuà Viedma

Después de unos años combinando proyectos propios con encargos, el director y dramaturgo Iván Morales, finalmente, ha podido levantar una idea que tenía desde hace 5 años. El reto no es sencillo: adaptarse al teatro El día del Watusi, una novela monumental y compleja de mil páginas que Francisco Casavella había concebido como un único libro (aunque se publicara en tres volúmenes). Esta gran novela de la transición, desde los años setenta hasta principios de los noventa, sacudió el panorama literario barcelonés revelando lo que se escondía bajo la alfombra del relato triunfalista de la prosperidad.

Enric Auquer (en medio), con el reparto de la obra que conforman Àlex Monner, Xavi Sáez, David Climent, Raquel Ferri y Bruna Cusí

El protagonista, Fernando Atienza, es un superviviente que busca la vida desde los márgenes sociales. Para Morales este personaje “es una versión moderna de el pícaro, está demasiado aturdido para saber qué pasa, es un desclasado que lee el mundo a partir de la única fábula en la que ha creído: la fábula del Watusi”. El personaje del charnego de barrio que quiere escalar posiciones sociales se ha comparado con el pijoaparte de Juan Marsé, Morales subraya que en el Watusi está el pijoaparte pero también Dragon Ball, la historia de la Transición, la cultura pop, Somorrostro, manga, Brighton 64, Pujol, Sisa, el asalto al Banco Central, los punks o José Feliciano”. Marsé, poco aficionado a los elogios, dejó dicho que Casavella, fallecido de un infarto a los 45 años, era uno de los escritores de ficción con mayor talento de su generación y, sobre todo, que tenía un universo propio.

El Watusi es un mito nacido en el imaginario de los ambientes marginales que fascina Fernando Atienza, interpretado por Enric Auquer en su primer protagonista en teatro “hay una fragilidad, una locura, una seguridad y al mismo tiempo un miedo en su mirada que es perfecto para el personaje”. Su compañero de fatigas es Pepito, el amigo incondicional interpretado por Àlex Monner, el director ha querido nutrirse de la complicidad de ambos actores: “tiene algo de espíritu de duende superviviente, embaucador y carismático”. Monner canta y toca la guitarra eléctrica en el primer acto que podrá verse en el Festival Grec. En la novela hay una búsqueda mística a la que se llega a través de la ebriedad que proporciona la música y el baile, por eso el director plantea el primer episodio como una misa-concierto: “la forma performativa más popular y catártica actual pasa por los conciertos, las rábanos y también las misas evangélicas, la sensación de catarsis colectiva que nos hace trascender yo la quiero para el teatro”.

Francisco Casavella, año 2008. Imagen: Lisbeth Salas (El País)

Llevar al teatro una novela de culto que ha influenciado a toda una generación de lectores y escritores es arriesgado, pero el mayor miedo del director sería hacer una obra “muy fiel, pero muy aburrida… La novela es insuperable, la obra de teatro debe ser otra cosa, el teatro reverencial no me gusta nada”. La adaptación tiene como hilo conductor la búsqueda de arraigo de su protagonista y el intento de entender el episodio traumático que le obsesionó.

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Escrito por
Crisol Tuà Viedma

Periodista cultural especializado en teatro. Licenciado en Comunicación Audiovisual (UAB), experiencia de más de 20 años en SER Catalunya como creador y conductor de los programas culturales Tot és Comèdia, Teatre a Ràdio Barcelona, La Gran Evasió. También ha sido responsable de la sección de cultura en la propia emisora. Colaborador en diversos medios como TV3 y La 2. Docent en la UIC (Universidad Internacional de Catalunya).

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